} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: ESCUDRIÑANDO LA PALABRA DE DIOS

lunes, 14 de julio de 2014

ESCUDRIÑANDO LA PALABRA DE DIOS




En la Palabra de Dios en la Biblia, versión Reina Valera 1960, nos dice en Deuteronomio 30:19-20:

 19  A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;
 20  amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac  y Jacob, que les había de dar.


 En estos versículos  hay un claro anuncio de la misericordia que Dios tiene guardada para Israel en los postreros tiempos. La nación judía se convertirá a la fe de Cristo en algún período futuro, quizá no muy distante  y  se establecerá de nuevo en la tierra de Canaán. El lenguaje que aquí se usa es de promesas absolutas  que declara un hecho que ocurrirá con toda certeza. Porque el mismo Señor se compromete  y cuando la gracia regeneradora haya eliminado la naturaleza corrupta, y el amor divino haya suplantado al amor por el pecado, ellos ciertamente reflexionarán, se arrepentirán, volverán a Dios y le obedecerán; y Él se regocijará en hacerles el bien.
El cambio ocasionado en ellos no sólo será por fuera ni consistente sólo de opiniones, llegará a sus almas. Producirá en ellos un supremo odio por todo pecado y un amor ferviente hacia Dios, como su Dios reconciliado en Cristo Jesús; ellos lo amarán con todo su corazón y con toda su alma.
En la actualidad están muy distantes de este estado mental, pero así estaban los asesinos del Señor Jesús en el día de Pentecostés, quienes, no obstante, en una hora se convirtieron a Dios. Así será el día del poder de Dios, una nación nacerá en un día, el Señor lo acelerará en su tiempo.
Como promesa condicionada,   nos asegura que los pecadores más grandes, si se arrepienten y se convierten, recibirán el perdón de sus pecados, y serán restaurados al favor de Dios.

 El poder y el amor de Dios por cada uno de nosotros son aquí la base y motivo de una cantidad de precauciones y serias advertencias puede  aplicarse a los que viven bajo el evangelio. ¿Para qué se hacen las leyes, sino para ser observadas y obedecidas? Nuestra obediencia como personas no puede merecer la salvación, pero es la única prueba de que somos partícipes del don de Dios, que es la vida eterna por medio de Jesucristo. Considerando cuántas tentaciones nos rodean, y cuántos deseos corruptos tenemos en nuestro pecho, necesitamos cuidar mucho nuestro corazón con toda diligencia. No pueden caminar derecho los que caminan con descuido.
Podemos entender cuán débil será la tentación para los que piensan con rectitud.  Debemos cuidarnos, no sea que en cualquier momento olvidemos nuestra misión aquí en la tierra. El cuidado, la advertencia y la vigilancia son ayudas contra una mala memoria.

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