} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: BUENA NUEVA 2

sábado, 12 de julio de 2014

BUENA NUEVA 2





Isa 5:1 Cantaré ahora a mi amado, El canto de mi amado acerca de Su viña. Mi bien amado tenía una viña en una fértil colina.
Isa 5:2  La cavó por todas partes, quitó sus piedras, Y la plantó de vides escogidas. Edificó una torre en medio de ella, Y también excavó en ella un lagar. Esperaba que produjera uvas buenas, Pero sólo produjo uvas silvestres.
Isa 5:3  Y ahora, moradores de Jerusalén y hombres de Judá, Juzguen entre Mí y Mi viña.
Isa 5:4  ¿Qué más se puede hacer por Mi viña, Que Yo no haya hecho en ella? ¿Por qué, cuando esperaba que produjera uvas buenas, Produjo uvas silvestres?
Isa 5:5  Ahora pues, dejen que les diga Lo que Yo he de hacer a Mi viña: "Quitaré su vallado y será consumida; Derribaré su muro y será pisoteada.
Isa 5:6  Y haré que quede desolada. No será podada ni labrada, Y crecerán zarzas y espinos. También mandaré a las nubes que no derramen lluvia sobre ella."
Isa 5:7  Ciertamente, la viña del SEÑOR de los ejércitos es la casa de Israel, Y los hombres de Judá Su plantío delicioso. El esperaba equidad, pero hubo derramamiento de sangre; Justicia, pero hubo clamor.

Si los hombres no permanecen en Dios, pronto Él quitará todo otro apoyo y, entonces, se hundirán. Cristo es el Pan de vida y el Agua viva, si Él es nuestro sustento, encontraremos que es bueno no ser desechados.  
  En el hombre la condición de los pecadores es excesivamente lamentable. Es el alma la que es dañada por el pecado. Cualquiera que sea el mal que caiga sobre los pecadores, tengo la seguridad de que se lo acarrean ellos mismos.

 Cristo es el amado Hijo de Dios y nuestro amado Salvador.  Las ventajas de nuestra situación serán tomadas en cuenta otro día.  
Dios espera fruto de quienes disfrutan los privilegios. Los buenos propósitos y los buenos comienzos son cosas buenas pero no suficientes; debe haber fruto de la viña: pensamientos y afectos, palabras y acciones agradables al Espíritu.
La vid, es una planta que puede ser muy longeva. Los frutos, las uvas, contienen propiedades muy saludables para el organismo cuando son atendidas adecuadamente y no son asilvestradas por el abandono, ya que así sus beneficios dejan de serlo. La savia de la planta silvestre viene a ser como alimento por el veneno del pecado.
  Las uvas silvestres son los frutos de la naturaleza corrompida. Donde no obra la gracia, obra la corrupción. Pero la maldad de los que profesan la fe y disfrutan de los medios de gracia, debe recaer sobre los mismos pecadores.
  Cuando se desenfrenan o descontrolan, los errores y los vicios, el viñedo  no es podado, pronto empiezan a crecer espinas.  Un buen agricultor sabe como podar las ramas para que sean productivas. Sabe diferenciar aquellas que darán fruto de las que no. Podar puede producir dolor, pero una vez cicatriza la herida, redunda en fruto beneficioso y abundante, engrosamiento del tronco donde se acumula la savia para el invierno y la época de reposo. Sin embargo aquellas plantas de vid que no son cuidadas con esmero, producen gran cantidad de vástagos, abundante rama que acaban debilitando el resto de la planta, siendo el lugar idóneo para que se multipliquen las plagas como el oídium y el mildiu.  
Esto se muestra a menudo en el alejamiento del Espíritu de Dios de quienes por largo tiempo luchan en su contra, y por quitar su evangelio de los lugares que han sido por largo tiempo reproche para éste.
  Triste es que un alma, en lugar de las uvas de la humildad, mansedumbre, amor, paciencia y desprecio por el mundo, que Dios busca, produzca las uvas silvestres del orgullo, la pasión, el descontento, la maldad y el desdén hacia Dios; en lugar de las uvas de la oración y la alabanza, están las uvas silvestres de maldecir y jurar.
Cuando un cristiano es nacido de nuevo, y se enreda o desvía de la Palabra yendo en pos del mundo, tarde o temprano acaba regresando a la senda trazada por Dios. Podemos entristecer el Espíritu Santo que mora en nosotros, apagarlo, pero ese sello de pertenencia a Dios, nadie, ni el poder del infierno nos puede separar de Él. Si nunca vuelve arrepentido es seguro que el tal, nunca ha nacido de nuevo.
Demos fruto con paciencia para que, al final, obtengamos la vida eterna.

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