1Cor 11:3 Pero quiero que sepáis que
Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios
la cabeza de Cristo.
1Cor 11:4 Todo varón que ora o
profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza.
1Cor 11:5 Pero toda mujer que ora o profetiza con la
cabeza descubierta, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese
rapado.
1Cor 11:6 Porque si la mujer no se cubre, que se corte
también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer cortarse el cabello o
raparse, que se cubra.
La mujer fue
sometida al hombre porque fue creada como su ayuda idónea y consuelo. Ella nada
debe hacer en las asambleas cristianas que parezca una pretensión de ser su
igual al hombre, esposo. Ella debe tener una “potestad” sobre su cabeza esto es, un velo, debido
a los ángeles. La presencia de ellos debe resguardar a los cristianos de todo
lo que es malo mientras adoren a Dios. Sin embargo, el hombre y la mujer fueron
hechos uno para el otro. Iban a ser de consolación y bendición mutua, no una la
esclava y el otro el tirano. Dios ha establecido las cosas con un orden, en el
reino de la providencia y en el de la gracia, de modo que la autoridad y el
sometimiento de cada parte sean para ayuda y provecho mutuo.
Era costumbre en
las iglesias que las mujeres se presentaran cubiertas con velo en las asambleas
públicas, y así se unieran a la adoración en público y estaba bien que debieran
hacerlo así.
Pablo, al
referirse a cubrirse la cabeza y al largo del cabello, dice que los creyentes
debieran actuar de tal manera que honren la cultura a la que pertenecen. En
muchas culturas el cabello largo en los hombres es apropiado y masculino. En
Corinto, se consideraba como un signo de prostitución masculina en los templos
paganos. Y las mujeres con el cabello corto eran consideradas prostitutas.
Pablo está diciendo que en la cultura corintia las mujeres deberían tener sus
cabellos largos. Si para la mujer tener el cabello corto era signo de
prostitución, significaba que una con el cabello así tendría mayor dificultad
para presentar un testimonio creíble en favor de Cristo. Pablo no está diciendo
que debiéramos adoptar todas las prácticas de nuestra cultura, sino que
deberíamos evitar apariencias y conducta que nos aparten de nuestra meta, que
es ofrecer un testimonio creíble de Cristo, y demostrar nuestra fe
cristiana.
Muchas personas,
incluso cristianos, viven de apariencias, sólo para dar una buena impresión a los demás o para
satisfacerse a sí mismas. Pero la vanagloria, siempre trae
discordias.
Pablo, sin embargo, enfatiza la unidad espiritual, pidiendo amarse
unos a otros y trabajar juntos con un corazón y un propósito.
Cuando trabajamos juntos, soportando los
problemas de otros como si fueran nuestros, demostramos el ejemplo de Cristo
que pone primero a los demás y experimentamos la unidad.No nos concentremos en dejar una buena
impresión o en satisfacernos de forma egoísta de modo que afecte nuestra
relación con otros en la familia o en la comunión con los demás hermanos en la
congregación. Todo cristiano debe ser
humilde en actitud hacia la adoración, no tiene que ver con el
matrimonio o el papel de las mujeres en la iglesia.
Aunque las instrucciones
específicas de Pablo pudieran ser culturales (las mujeres usando velo en la
adoración), los principios tras sus instrucciones específicas son eternos, e
incluyen el respeto por el cónyuge, la reverencia y actitud apropiada en la
adoración, y un enfoque de vida dependiente de Dios.
Si hacemos algo que ofenda fácilmente a otros miembros y
pueda dividir la iglesia, entonces cambiemos la forma de promover la unidad en
ella.
Por eso Pablo les dijo a las mujeres que no se
cubrían la cabeza que lo hicieran, no porque fuera un mandato de las
Escrituras, sino porque libraba a la iglesia de dividirse en cuanto a un asunto
insignificante que sólo servía para apartar la mente de la gente de Cristo.
Las mujeres
corintias, basándose en la abolición de la distinción de los sexos, y
excediéndose a los límites del decoro, se adelantaban a orar y a profetizar sin
llevar el velo acostumbrado. El Evangelio, fuera de duda, elevó a la mujer de
la degradación en que se veía sumida, especialmente en el Oriente. Sin embargo,
aunque se hallaban en el mismo nivel con los varones en lo que se refiere al
plan de salvación (Gal_3:28 Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay
varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.), se
había de mantener la sujeción de ellas en cuanto al orden, la modestia, y el decoro. Pablo aquí reprueba la conducta
indecorosa de ellas. Pablo en 1Cor 14:34-35:
34 vuestras mujeres
callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén
sujetas, como también la ley lo dice.
35 Y si quieren aprender algo, pregunten en casa
a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.,
se refiere a la modestia que les convenía en público.
La relación
entre Dios como «Cabeza», y Cristo, como Hijo, nos es dada como un modelo para
la relación entre el esposo y la esposa. Cuando la Biblia revela cómo el Padre
y el Hijo se relacionan el uno con el otro, ello también nos dice algo acerca
de la manera cómo los esposos y esposas debiéramos relacionarnos.
Los siguientes
principios para la relación entre el marido y la mujer se ilustran a la luz de
la relación de Jesús y el Padre:
1) El esposo y la esposa deben compartir
el amor mutuo (Juan_5:20 Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que
él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os
maravilléis.)
2) El esposo y la esposa desempeñan papeles
diferentes y cumplen funciones diferentes en el matrimonio ( Juan_14:28 Habéis oído
que yo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais
regocijado, porque he dicho que voy al Padre; porque el Padre mayor es que yo.)
3) Aun cuando
tienen diferentes papeles, el esposo y la esposa son iguales; viven en unidad
(Juan10:30 Yo y el Padre uno somos).
4) El esposo y
la esposa se estiman el uno al
otro.
5) Los esposos
expresan amor para sus esposas, y lo demuestran al cuidarse recíprocamente, compartir
la vida, el ministerio y darse atención mutuamente.
6) Las esposas expresan amor para sus esposos
por el hecho de compartir una voluntad y un propósito con ellos; por ejercer la
autoridad confiada a ellos, con humildad y mansedumbre, no a través del
enfrentamiento o la competencia; en una palabra, por mostrar respeto tanto en sus actitudes como
en su conducta ( 1Timoteo_2:8-15
8 Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando
manos santas, sin ira ni contienda.
9 Asimismo que las
mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado
ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos,
10 sino con buenas
obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad.
11 La mujer aprenda en
silencio, con toda sujeción.
12 Porque no permito a
la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio.
13 Porque Adán fue
formado primero, después Eva;
14 y Adán no fue
engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión.
15 Pero se salvará
engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.).
A estas verdades sobre la naturaleza humana se
suman costumbres sociales, como la del velo con que las mujeres se cubren, aun
en las culturas paganas. Según la costumbre oriental, la mujer casada no debía salir de la casa sin llevar un velo sobre el cabello y parte de la cara, como señal, como símbolo de la autoridad y la protección que ejerce el marido.
El velo era el emblema de la modestia virginal, ante el varón y de la castidad conyugal, así, tener la cabeza no cubierta indicaba que ya no quería estar bajo el poder del marido,
Tanto las verdades espirituales permanentes, como los hábitos culturales, se tratan dentro de este tópico, cuya esencia no reside en el uso del velo por las mujeres, sino en su disposición interior, especialmente hacia su esposo.
Tanto las verdades espirituales permanentes, como los hábitos culturales, se tratan dentro de este tópico, cuya esencia no reside en el uso del velo por las mujeres, sino en su disposición interior, especialmente hacia su esposo.
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