1 Juan 1; 5
Este es el mensaje que hemos oído
de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.
En este versículo y en el que sigue Juan advierte contra dos errores
que se propagaban en su tiempo, bajo la herejía de la antinomia. De esta
herejía eran los nicolaítas, que abogaban por la idolatría y las prácticas
sensuales e impuras. Esta herejía afirmaba que hay mal en Dios y que uno puede
vivir en el pecado y todavía tener comunión con Dios.
Dios se ha revelado al mundo por el Hijo. El pronombre “él” se refiere
a Jesucristo. El es la fuente de toda información respecto a Dios. La primera
persona plural empleada en este versículo, como arriba también, hace referencia
a los apóstoles de Cristo. “Nosotros los apóstoles, testigos competentes,” dice
Juan, “hemos recibido del encarnado Hijo de Dios el mensaje, la sustancia del
cual es que Dios es luz y que en él no hay tinieblas algunas, y lo hemos
anunciado al mundo.”
La naturaleza o carácter de
Dios es de luz. No hay tinieblas en él a ningún grado. El texto griego aquí
emplea una fuerte negación, “no hay tinieblas algunas.” Juan emplea con
frecuencia una negación por contraste al afirmar cierta verdad. “Dios es esto”,
dice, y luego por contraste añade, “no es esta otra cosa. Él es justicia,
pureza, verdad y amor. En él no hay nada de ignorancia, error, o maldad.
El diablo y sus aliados se
llaman “gobernadores de las tinieblas” (Efesuos_6:12);
su reino es de tinieblas (Lucas_22:53; Colosenses_1:13);
y sus súbditos son “tinieblas” (Efesios_5:8).
El carácter de una
persona está determinado necesariamente por el carácter del dios al que adora;
y, por tanto, Juan empieza estableciendo la naturaleza del Dios y Padre de
Jesucristo a Quien adoramos los cristianos.
Dios, nos dice, es
luz, y no hay tinieblas en Él. ¿Qué nos quiere decir con esto?
(i) Nos dice que
Dios es esplendor y gloria. No hay nada más glorioso que el resplandor de la
luz atravesando las tinieblas. Decir que Dios es luz nos habla de Su inefable
esplendor.
(ii) Nos dice que
Dios Se revela a Sí mismo. La luz se ve por encima de todas las cosas; e
ilumina las tinieblas a su alrededor. Decir que Dios es luz es decir que no hay
nada escondido ni furtivo en Él; quiere ser visto y conocido de los hombres.
(iii) Nos habla de
la pureza y santidad de Dios. No hay tinieblas que puedan camuflar el mal en
Él. Que Él es luz nos habla de Su pureza diáfana, y de Su prístina santidad.
(iv) Nos habla de
la dirección de Dios. Una de las grandes funciones de la luz es mostrar el
camino. La carretera que está bien iluminada es la más segura. Decir que Dios
es luz es decir que ofrece Su dirección a los pasos humanos.
(v) Nos habla de la
cualidad reveladora de la presencia de Dios. La luz es el elemento más
revelador. Las faltas y las manchas que están ocultas a la sombra aparecen a la
luz. La luz revela las imperfecciones de cualquier obra o materia. Así que las
imperfecciones de la vida se hacen visibles en la presencia de Dios. Nunca
podremos conocer, ni la profundidad a la que ha caído la vida, ni la altura a
la que puede remontarse, hasta que las veamos a la luz reveladora de Dios.
En Dios, dice Juan, no hay ningunas tinieblas. A lo largo de todo el
Nuevo Testamento, las tinieblas representan lo que se opone a la vida
cristiana.
(i) Las tinieblas representan la vida sin Cristo. Representan la vida
que una persona llevaba antes de conocer a Cristo, o la que vive si se separa
de Él. Juan escribe a su pueblo que, ahora que Cristo ha venido, las tinieblas
han pasado, y la verdadera luz ya está alumbrando (1Juan_2:8).
Pablo escribe a sus amigos cristianos que hubo un tiempo cuando eran tinieblas,
pero ahora son luz en el Señor (Efesios_5:8 ). Dios nos ha
librado del poder de las tinieblas y trasladado al Reino de Su amado Hijo (Colosenses_1:13).
Los cristianos no están en las tinieblas, porque son hijos del día (1Tesalonicenses_5:4 s). Los que sigan a Cristo no andarán en tinieblas
como los demás, sino que tendrán la luz de la vida (Juan_8:12). Dios ha llamado a
los cristianos para que pasen de las tinieblas a Su maravillosa luz (1Pedro_2:9).
(ii) La oscuridad es hostil a la luz. En el prólogo de su evangelio
escribe Juan que la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la han
vencido (Juan_1:5
). Nos presenta el cuadro de las tinieblas tratando de borrar la
luz pero incapaces de dominarla. La
oscuridad y la luz son enemigas naturales.
(iii) Las tinieblas representan la ignorancia de la vida sin Cristo.
Jesús convoca a sus amigos a andar en la luz, no sea que las tinieblas se les
echen encima; porque el que camina en tinieblas no sabe adónde va (Juan_12:35). Jesús es la luz, y ha venido para que los
que crean en Él no anden en tinieblas (Juan_12:46).
La oscuridad representa la perdición esencial de la vida sin Cristo.
(iv) Las tinieblas representan el caos de la vida sin Dios. Dios, dice
Pablo pensando en el primer acto de la Creación, mandó que Su luz brillara en
medio de las tinieblas (2Corintios_4:6). Sin la
luz de Dios el mundo se encuentra en un caos en el que la vida está sin orden
ni concierto.
(v) Las tinieblas representan la inmoralidad de la vida sin Cristo.
Pablo exhorta a sus creyentes a que se despojen de las obras de las tinieblas (Romanos_13:12). Los hombres, porque sus obras eran
malas, amaban las tinieblas más que la luz
(Juan_3:19). Las tinieblas representan la manera en que la vida sin Cristo está
llena de cosas que buscan las sombras porque no pueden soportar la luz.
(vi) Las tinieblas son típicamente
infructuosas. Pablo habla de las obras infructuosas de las tinieblas (Efesios_5:11). Si se priva de la luz a las cosas que
crecen, su crecimiento se detiene. Las tinieblas son la atmósfera sin Cristo,
en la que no puede nunca crecer ningún fruto del Espíritu.
(vii) Las tinieblas se relacionan con el
desamor y el odio. Si alguien odia a su hermano, eso es señal de que anda en
tinieblas (1Juan_2:9-11). El amor es
luminosidad, y el odio, oscuridad.
(viii) La oscuridad es la morada de los
enemigos de Cristo y el destino final de los que se niegan a aceptarle. La
lucha del cristiano y de Cristo es contra los gobernadores hostiles de las
tinieblas de este mundo (Efesios_6:12). Los
pecadores rebeldes y recalcitrantes son aquellos para los cuales está reservada
la niebla tenebrosa (2Pedro_2:9; Judas_1:13).
Las tinieblas son la vida separada de Dios.
Juan 8; 12
Otra vez Jesús les habló, diciendo:
Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que
tendrá la luz de la vida.
Si algún hombre -- un mero hombre -- hablara de
esta manera, todos se darían cuenta de que estaba loco, pero repetidas veces
Jesús demostró que verdaderamente Él es la luz del mundo. "¡Jamás hombre
alguno ha hablado como este hombre!", y podemos agregar que jamás hombre
alguno ha tenido la pureza moral, la profunda sabiduría y la influencia
duradera de Cristo.
Cristo
es la luz del mundo porque Él es Dios.
"Dios es luz" (1Juan_1:5), la fuente de toda luz, física y
espiritual. Dios "habita en luz inaccesible" (1Timoteo_6:16), como se ve en Éxodo_24:17,
"Y la apariencia de la gloria de Jehová era como un fuego abrasador en la
cumbre del monte, y a los ojos de los hijos de Israel". Ni siquiera
podemos mirar al sol. "Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende lo
alto, del Padre de las luces
(cuerpos celestes) , en el cual
no hay mudanza, ni sombra de variación" (Santiago_1:17).
Es necesario entender la palabra de Dios, pero también es necesario que esté
"sobre tu corazón". Deuteronomio_6:6-7,
"Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás (Filipenses_3:1;
2Pedro_1:12) a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y
andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes"; es decir, todo
el tiempo y en todo lugar debemos enseñar a los hijos las maravillosas obras de
Dios. La palabra clave en este texto es "repetirás" (enseñar
diligentemente), porque de otro modo los niños no aprenden bien, se distraen,
olvidan y fácilmente son llevados a caminos malos por sus amigos. El enemigo
número uno de los niños es la televisión; los padres que no reconocen este
peligro pueden perder a sus hijos. Los que no enseñan con toda diligencia a sus
hijos descuidan algo más importante que el alimento, la ropa y la salud física.
Los niños y jóvenes que no han sido enseñados diligentemente andarán en tinieblas. Los que andan
en tinieblas sufren una vida de miseria, porque hacen malas decisiones, cometen
muchos errores y, aun peor, pierden sus almas. Por ejemplo, los que no andan en
luz tienen muchos problemas matrimoniales, se divorcian, se vuelven a casar,
pelean sobre los hijos, y su vida es una miseria continua.
¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!
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