} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: ¿CÓMO ES NUESTRA ACTITUD HACIA DIOS?

viernes, 15 de diciembre de 2017

¿CÓMO ES NUESTRA ACTITUD HACIA DIOS?



    Muchas veces dentro de las iglesias evangélicas escuchamos cosas muy bonitas, que nos emocionan y que parecen bíblicas pero que son doctrinas de hombres o doctrinas de demonios y están lejos de ser doctrinas santas y perfectas, como la doctrina sana que Dios revela en su Palabra en la Biblia, y algunos cristianos por comodidad, o simplemente por su falta de amor a la verdad, prefieren creer en todo lo que les dicen y  no buscar en la Palabra de Dios, para saber si lo que se predicó coincide con la doctrina de Dios.
Mucha gente habla de que somos reyes y sacerdotes y se ponen a reclamar sus bendiciones, porque Dios prometió dárselas y cosas por el estilo, y la mayoría de esa gente, llega a cultivar y fomentar en ellos (muchas veces sin conciencia y otras veces con toda la conciencia) una actitud altiva, altanera delante de Dios, una actitud en la que cree que el cristiano todo lo merece, porque Dios lo ha prometido, y no se dan cuenta que si Dios promete algo, Dios lo cumple pero a su tiempo no en el nuestro, como en el caso de David, quien habiendo sido ungido de parte de Dios, quien ya tenía la promesa del trono de Israel, y sabiendo que Saúl estaba desechado por Dios, en lugar de matarlo (porque pudo hacerlo en muchas ocasiones) y así heredar de inmediato el trono, él prefirió esperar al tiempo de Dios, el tiempo en que sin él RECLAMAR, o pedir  tan siquiera, llegaría, simplemente porque Dios lo había hablado.
Veamos un ejemplo bíblico, un ejemplo acerca de nuestro carácter de lo que provocamos, de cómo nos ven los demás.
Echemos un vistazo  en el evangelio de Juan 5:1-9:
Después de estas cosas, había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén.
   Y hay en Jerusalén a la puerta de las ovejas un estanque, que en hebreo es llamado Betesda, el cual tiene cinco portales.
   En éstos yacía multitud de enfermos, ciegos, cojos, secos, que estaban esperando el movimiento del agua.
   Porque un ángel descendía a cierto tiempo al estanque, y revolvía el agua; y el que primero descendía en el estanque después del movimiento del agua, era sano de cualquier enfermedad que tuviese.
   Y estaba allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.
   Cuando Jesús vio a éste echado, y supo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: ¿Quieres ser sano?
   Y el enfermo le respondió: Señor, no tengo hombre que cuando el agua fuere revuelta, me meta en el estanque; porque entre tanto que yo vengo, otro antes de mí ha descendido.
   Le dice Jesús: Levántate, toma tu lecho, y anda.
   Y luego aquel hombre fue sano, y tomó su lecho, y anduvo. Y era sábado aquel día.
Aquí vemos a un hombre como muchos, que posiblemente lo conocía mucha gente y quizás hasta tenía familia, pero también era un hombre que en 38 años no había hecho un solo amigo que lo acercara al estanque, ¿por qué no habría nadie dispuesto a ayudarlo? A causa de su horrible carácter, hermano imagina el carácter de un hombre que tenía 38 años en una silla de ruedas, pregúntate a ti mismo  ¿dónde estaban los familiares de este hombre? ¿Por qué nadie lo arrimaba? Yo casi puedo imaginarme a este hombre diciéndole a la gente: ¡¡familia  acercarme al estanque,  reclamo ese derecho, para eso sois mi familia, yo no pedí venir al mundo, o a los amigos,  llevarme vosotros, os lo exijo!! 
Hermanos, nosotros con nuestra actitud de soberbia de reclamarle a Dios, nos impide ser sanos en algunas áreas de nuestras vidas, porque la Biblia dice "al soberbio Jehová lo mira de lejos" pero cuando Cristo le pregunta a este hombre si quería ser sano, este hombre abre su corazón y le dice NO TENGO QUIEN ME LLEVE y Jesús le dice levántate.
Nosotros muchas veces le pedimos a Dios y Dios en su misericordia nos lo da, pero hermanos si tan sólo analizamos nuestra actitud nos damos cuenta de que somos inmaduros y demasiado superficiales, si Dios promete Dios cumple, entonces para qué lo presionamos a que nos dé,  Dios no miente, si Él dice que hará algo, Él lo hará, quizás nosotros pedimos y Dios nos da lo que pedimos, pero seguramente Dios nos quisiera dar más. 
Observemos  Hechos 3:1-8:    
Pedro y Juan subían juntos al Templo a la hora novena, la de la oración.
   Y un hombre que era cojo desde el vientre de su madre, era traído; al cual ponían cada día a la puerta del Templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el Templo.
   Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el Templo, rogaba que le diesen limosna.
   Y Pedro, con Juan, fijando los ojos en él, dijo: Míranos.
   Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo.
   Y Pedro dijo: No tengo plata ni oro; mas lo que tengo, esto te doy; en el Nombre de Jesús, el Cristo, el Nazareno, levántate y anda.
   Y tomándole por la mano derecha le levantó; y luego fueron afirmados sus pies y piernas.
   Y saltando, se puso en pie, y anduvo; y entró con ellos en el Templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.

 Ese paralítico sólo esperaba recibir algo de los apóstoles sólo algo, él no les exigió una cantidad, él esperaba algo, lo que le dieran, y hermanos quizás él esperaba recibir algunas monedas, pero Dios le concedió un milagro y pudo caminar, este hombre recibió más de lo que esperaba, pero él no puso un límite, una cantidad, él dijo dame algo, hermano, si tú dispones tu corazón a que Dios te dé algo, lo que él quiera, lo que él sabe que es perfecto para ti, él te dará algo excelente, algo en lo que él se regocijará en ti, de ti y por ti. 
Ojalá y esta sea la situación de muchos que piden algo, no sabiendo que Dios quiere dar mucho más, pero existe una situación condenatoria que me preocupa mucho más, cuando alguien no pide, ruega, con ese temor reverente que la Biblia nos muestra, sino que Reclama, seguramente Dios le dará lo que pide pero enviará en medio maldición y mortandad.
El pueblo de Israel reclamó Comida, Carne, y Dios les envió Carne, pero los mató, el hijo prodigo reclamó su herencia, el Padre se la dio, pero se la acabó, y hermanos la Biblia no dice que este hijo haya vuelto a recibir herencia, o que el padre haya vuelto a partir lo que tenía, para volverle a dar, no, el padre le dijo al otro hijo: "Todo lo que tengo es tuyo"
Analicemos lo siguiente:
"Un rey tenía tres hijos, un día, el mayor vino delante del rey y le dijo: Padre necesito que me concedas tres hectáreas de tu terreno para poder plantar una viña y producir vino, y el rey se lo concedió, enseguida entró el mediano de sus hijos y le dijo: Padre necesito a mil hombres de a caballo, 500 hombres de a pie y que me regales tus mejores corceles para regalarle al rey de las tierras vecinas a fin de que me conceda a su hija, y finalmente llegó el menor de los hijos y el rey le dijo: ¿Dime hijo qué es lo que quieres? y el hijo le dijo: Padre tan sólo permíteme estar en tu presencia, al oír esto el rey, su corazón se llenó de gozo y pensó dentro de sí, éste será mi heredero universal y siguiente en el trono".
Hermano ¿por qué  en lugar de reclamar a Dios, no pasamos más tiempo con Él y que Él nos dé lo que quiera?


¡Maranatha!

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