FE EN LA MESA DEL
SEÑOR
1 Corintios
11; 23-26
Porque yo recibí del Señor lo que
también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó
pan;
y habiendo dado gracias, lo partió,
y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto
en memoria de mí.
Asimismo tomó también la copa,
después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi
sangre; haced esto todas las
veces que la bebiereis, en memoria de mí.
Así, pues, todas las veces que
comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta
que él venga.
Cuando se celebraba la cena del Señor en la
iglesia primitiva, esta incluía una fiesta o una cena de compañerismo seguida
por la celebración de la comunión. En la iglesia de Corinto llegó a convertirse
en un tiempo de glotonería y de beber en exceso mientras otros estaban
hambrientos. Incluía muy poco la caridad y el compañerismo. Ciertamente no era
una demostración de la unidad y el amor que debe caracterizar a la iglesia, no
era tampoco una preparación para la comunión. Pablo condenó estas acciones y
recordó a la iglesia el verdadero propósito de la cena del Señor.
¿Qué significa la cena del Señor? La iglesia
primitiva recordó que Jesús la instituyó en la noche de la Pascua (Lucas_22:13-20). Así como en la Pascua se celebraba la
liberación de la esclavitud en Egipto, en la cena del Señor se recuerda la
liberación de nuestros pecados por la muerte de Cristo.
Los cristianos tienen varias opciones en cuanto a
lo que Cristo quiso decir con las palabras "Este es mi cuerpo":
(1) Algunos creen que el vino y el pan,
realmente, vienen a ser el cuerpo y la sangre de Cristo.
(2) Otros creen que el pan y el vino permanecen
invariables, pero que Cristo está espiritualmente presente en el pan y el vino.
(3) Aun otros creen que el pan y el vino
simbolizan el cuerpo y la sangre de Cristo. Los cristianos están de acuerdo,
sin embargo, que la participación en la cena del Señor es un elemento
importante en la fe cristiana y en aquella presencia de Cristo, sin embargo,
entendemos que nos fortalece espiritualmente.
Qué es el nuevo pacto? Con el acuerdo antiguo, la
gente podía acercarse a Dios sólo por medio de los sacerdotes y el sistema de
sacrificios. La muerte de Cristo en la cruz trajo consigo un nuevo pacto entre
Dios y nosotros. Ahora todos sin excepción podemos acercarnos a Dios y
comunicarnos con El. El pueblo de Israel entró primero en este acuerdo después
de su éxodo de Egipto (Éxodo 24) y esto fue
designado para señalar el día cuando Jesucristo volvería. El nuevo pacto
completa, más que reemplazar, el pacto antiguo, cumpliendo todo lo que el
acuerdo anterior señaló (Jeremías_31:31-34).
Comer el pan y beber la copa muestra que estamos recordando la muerte de Cristo
por nosotros y renovando nuestro pacto de servirle.
Así como el acto del bautismo en agua declara o
confiesa exteriormente una experiencia interior de salvación por medio de la
sangre del Señor Jesús, cada vez que se celebra la Cena del Señor es una
poderosa ocasión para confesar la fe. En esta ordenanza, el cristiano confiesa
ante todos que no solamente ha creído, sino que no ha olvidado. «En memoria»
abarca más que simplemente un recuerdo; la palabra sugiere un «recuerdo
activo».
La palabra «porque» introduce la razón del por
qué la Cena del Señor se repite continuamente. Se trata de un sermón
representado, en el que se «proclama» la muerte del Señor. Se nos dice
explícitamente que el acto externo, al tomar el pan y la copa, constituye una
confesión activa de fe; que significa literalmente, «anunciáis». Cada ocasión
de participar es una oportunidad de decir, de proclamar, o de confesar: «Por este medio acepto
todos los beneficios de la plena redención de Cristo Jesús: perdón,
recuperación, fuerza, salud, suficiencia». La Cena del Señor no ha de ser
simplemente un recordatorio ritual, sino una confesión activa, mediante la cual
activamos la memoria, y nos apropiamos ahora
de todo lo que Jesús ha provisto y prometido por medio de su cruz. (Romanos_10:9-10/Filipenses_2:9-11)
El nuevo pacto, sellado por la sangre de
Jesús, fue profetizado en Jeremías_31:31-34. Ese
pacto tenía un carácter y un contenido únicos, al asegurar el perdón de los
pecados y escribir la ley de Dios en el corazón de los creyentes. El viejo
sistema ritualista era reemplazado por el evangelio de Cristo, confirmado por
su muerte (Hebreos_8:7-13).
Jesús dijo: "Haced esto todas las veces que
la bebiereis en memoria de mí". ¿Cómo debemos recordar a Cristo en la cena
del Señor? Pensando en lo que hizo y por qué lo hizo. Si la cena del Señor sólo
se convierte en un ritual nada más o en un hábito piadoso, ha dejado de
recordarnos a Cristo y perdió su significado.
La frase importantísima “Haced esto en memoria de
mí” figura sólo aquí en 1 Corintios y en Lucas_22:19.
Eso sí, estas palabras de Jesús son más que una apelación para que se recuerde
intelectualmente su persona. Más que un ejercicio mental del individuo que
participa, la Cena del Señor involucra una “conmemoración” de parte de la
comunidad creyente (la iglesia) del sacrificio, la muerte, la resurrección y la
segunda venida del Señor. La misma palabra “conmemoración” implica un acto
recordatorio de un grupo de creyentes en conjunto. Es por esto que en algunas
partes a la Cena del Señor se le llama “comunión”. Ya que es el acto de un
pueblo creyente se puede fácilmente ver que el trasfondo de su simbolismo se
halla en la celebración de la Pascua por parte del pueblo hebreo de antaño. La
Pascua enfatiza la recordación comunitaria del éxodo del pueblo hebreo de la
esclavitud en Egipto. Especialmente conmemora la noche cuando el ángel de la
muerte pasó por encima de las casas de los hebreos (Exodo_12:1-14).
Pablo consideraba a Jesús como el cordero
pascual. La recordación comunitaria de parte de los creyentes cristianos del
sacrificio de Cristo también involucra el que Jesús nos haya redimido de la
esclavitud del pecado. El recordar esto en conjunto es más que simplemente
traer a la memoria la realidad de una muerte lamentable; es la recordación de
una muerte que resulta en la vida. Por esto, el pueblo creyente en la Cena del
Señor actualiza el evento, lo hace algo presente, algo contemporáneo. Al igual
que el pueblo hebreo de antaño, al recordar la Pascua, hacía que el evento se
hiciera real para cada participante, así también los cristianos palpamos la
realidad de la muerte redentora de Cristo en nuestro día. La hacemos nuestra
por la fe en conjunto, y esto idealmente fomenta la unidad dentro de la
iglesia.
La descripción de Pablo encierra la idea de la
repetición de la acción de gracias por la copa. Es decir, aunque Pablo no
repite el verbo “dar gracias”, la construcción gramatical lo implica.
La expresión “después de haber cenado” es
interesante. Esta copa sería “la copa de bendición” (Lucas_10:16).
Es obvio, por el orden indicado por Pablo, que originalmente la iglesia ofrecía
primero el pan, después se celebraba la comida fraternal (fiesta ágape)
y finalmente se ofrecía la copa. Parece que la iglesia en Corinto ya había
cambiado este orden; celebraban la supuesta comida fraternal primero (pero en
Corinto se había degenerado en cualquier cosa menos una comida fraternal), y al
final se celebraba la Cena del Señor con los dos elementos: el pan y la copa.
Hubiera sido menos problemático si la iglesia en Corinto hubiera cambiado
únicamente el orden; lo más serio es que cambiaron la naturaleza de la Cena del
Señor al destruir el sentido de comunidad en vez de fomentarlo. Esto lo hacían
por sus excesos e insensibilidades para con los más humildes.
Cuando Jesús dijo “Esta copa es el nuevo pacto en
mi sangre”, hacía alusión al nuevo pacto profetizado por Jeremías (Jeremías_31:31-34). El que fuera obligatorio el tomar
vino en la Pascua judía (normalmente vino tinto), hacía más fácil la enseñanza
de Jesús respecto al “nuevo pacto en mi sangre” (Mateo_26:28;
Marcos_14:24; Lucas_22:20). La sangre del pacto nos hace recordar Exodo_24:8: “…He aquí la sangre del pacto que Jehovah
ha hecho con vosotros…”. Con las palabras “nuevo pacto”, Jesús afirmaba que lo
profetizado por Jeremías estaba por cumplirse en el derramamiento de su sangre
en la cruz. Aquí a la sangre sacrificial se le da un nuevo significado. El
antiguo pacto era simbolizado por el derramamiento de la sangre de animales
sobre el altar. Esto lo hacían los sacerdotes para la expiación de los pecados
del pueblo. Ahora, todo este sistema antiguo se pone a un lado para que el
nuevo pacto entre Dios y su pueblo sea ratificado y sellado por la sangre de
Cristo. El antiguo pacto era un fracaso (Miqueas_6:6-8).
Por esto se hizo necesario el mensaje de Jeremías respecto al nuevo pacto. Las
palabras de Jesús se identifican plenamente con las de Jeremías.
Algunos tildan a la versión de Pablo como
completamente secundaria cuando se contrasta esta con los pasajes en los
sinópticos (Mateo_26:27; Marcos_14:24; Lucas_22:20).
Esto se hace porque en ninguna parte de su expresión se halla una
identificación plena del vino con la sangre. Se dice que Pablo no lo hacía para
evitar la implicación de una idea sumamente repugnante para los judíos: el
tomar sangre. Sólo posteriormente, al penetrar el evangelio
en territorio gentil, la identificación expresa se haría, o sea, la que se
halla en los Evangelios. Sea el orden cronológico de la tradición el que sea,
la realidad es que la sangre de Cristo ratificó el nuevo pacto entre Dios y los
hombres. En la Cena del Señor, el vino simboliza la sangre de Jesús derramada
por la humanidad.
Con estas palabras el Apóstol hace sus propios
comentarios. Desde luego, no los hace sin basarse en tradiciones cristianas ya
establecidas. Se levanta la pregunta de si al observar la ordenanza de la Cena
del Señor se predica el evangelio. Lo que sí se puede contestar sin rodeos es
que cada vez que la iglesia cumple fielmente con este mandato del Señor, un
elemento del evangelio se hace explícito: la muerte expiatoria de Cristo. Esto
es así porque, como ya se observó, el trasfondo de la Cena del Señor es la
Pascua hebrea con su énfasis expiatorio. Es precisamente por esta razón que la
Cena del Señor no debe ser un rito observado de manera escondida o sólo durante
un tiempo cuando únicamente los creyentes estén presentes. Si la ordenanza se
realiza de esta manera, se pierde totalmente la oportunidad de proclamarles el
evangelio a los no creyentes. Además, no se concibe que la ordenanza se celebre
sin que a la vez haya una proclamación del significado de ella. Esto aumenta aún
más el valor de la ordenanza para la evangelización. Como se observa en las
palabras “hasta que él venga”, también hay un elemento escatológico en la proclamación
y observancia de la Cena del Señor. Todos los elementos deben estar presentes
para el mayor aprovechamiento de la ordenanza.
En la cultura del tiempo de Pablo tenían una
fiesta común llamada eranos, donde cada participante llevaba la comida y
la compartía. La iglesia de Corinto llamó a esta fiesta ágape. Se
realizaba cada fin o principio de semana, pero poco a poco se fue perdiendo el
propósito de la misma: compartir.
Formas como se
interpretan los elementos de la Cena del Señor:
1.
Iglesia Católica Apostólica y Romana: El pan y el vino se cambian en
cuerpo y sangre de Cristo, en forma literal, transubstanciación.
2.
Lutero: La sustancia de Cristo estaba detrás del pan y vino, llamándole
consubstanciación.
3. Juan
Calvino: La presencia espiritual de Jesús estaba en el pan y el vino.
4.
Zwinglio: Pan y vino son símbolos y su presencia espiritual está en el
corazón de su pueblo.
¡Maranata!
No hay comentarios:
Publicar un comentario