} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO

miércoles, 13 de diciembre de 2017

FE EN LA MESA DEL SEÑOR


 1 Corintios 11; 23-26

Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan;
y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.
Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre;  haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.
Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.



 Cuando se celebraba la cena del Señor en la iglesia primitiva, esta incluía una fiesta o una cena de compañerismo seguida por la celebración de la comunión. En la iglesia de Corinto llegó a convertirse en un tiempo de glotonería y de beber en exceso mientras otros estaban hambrientos. Incluía muy poco la caridad y el compañerismo. Ciertamente no era una demostración de la unidad y el amor que debe caracterizar a la iglesia, no era tampoco una preparación para la comunión. Pablo condenó estas acciones y recordó a la iglesia el verdadero propósito de la cena del Señor.
¿Qué significa la cena del Señor? La iglesia primitiva recordó que Jesús la instituyó en la noche de la Pascua (Lucas_22:13-20). Así como en la Pascua se celebraba la liberación de la esclavitud en Egipto, en la cena del Señor se recuerda la liberación de nuestros pecados por la muerte de Cristo.
Los cristianos tienen varias opciones en cuanto a lo que Cristo quiso decir con las palabras "Este es mi cuerpo":
(1) Algunos creen que el vino y el pan, realmente, vienen a ser el cuerpo y la sangre de Cristo.
(2) Otros creen que el pan y el vino permanecen invariables, pero que Cristo está espiritualmente presente en el pan y el vino.
(3) Aun otros creen que el pan y el vino simbolizan el cuerpo y la sangre de Cristo. Los cristianos están de acuerdo, sin embargo, que la participación en la cena del Señor es un elemento importante en la fe cristiana y en aquella presencia de Cristo, sin embargo, entendemos que nos fortalece espiritualmente.
Qué es el nuevo pacto? Con el acuerdo antiguo, la gente podía acercarse a Dios sólo por medio de los sacerdotes y el sistema de sacrificios. La muerte de Cristo en la cruz trajo consigo un nuevo pacto entre Dios y nosotros. Ahora todos sin excepción podemos acercarnos a Dios y comunicarnos con El. El pueblo de Israel entró primero en este acuerdo después de su éxodo de Egipto (Éxodo 24) y esto fue designado para señalar el día cuando Jesucristo volvería. El nuevo pacto completa, más que reemplazar, el pacto antiguo, cumpliendo todo lo que el acuerdo anterior señaló (Jeremías_31:31-34). Comer el pan y beber la copa muestra que estamos recordando la muerte de Cristo por nosotros y renovando nuestro pacto de servirle.

Así como el acto del bautismo en agua declara o confiesa exteriormente una experiencia interior de salvación por medio de la sangre del Señor Jesús, cada vez que se celebra la Cena del Señor es una poderosa ocasión para confesar la fe. En esta ordenanza, el cristiano confiesa ante todos que no solamente ha creído, sino que no ha olvidado. «En memoria» abarca más que simplemente un recuerdo; la palabra sugiere un «recuerdo activo».
La palabra «porque» introduce la razón del por qué la Cena del Señor se repite continuamente. Se trata de un sermón representado, en el que se «proclama» la muerte del Señor. Se nos dice explícitamente que el acto externo, al tomar el pan y la copa, constituye una confesión activa de fe; que significa literalmente, «anunciáis». Cada ocasión de participar es una oportunidad de decir, de proclamar, o de confesar: «Por este medio acepto todos los beneficios de la plena redención de Cristo Jesús: perdón, recuperación, fuerza, salud, suficiencia». La Cena del Señor no ha de ser simplemente un recordatorio ritual, sino una confesión activa, mediante la cual activamos la memoria, y nos apropiamos ahora de todo lo que Jesús ha provisto y prometido por medio de su cruz. (Romanos_10:9-10/Filipenses_2:9-11)
El nuevo pacto, sellado por la sangre de Jesús, fue profetizado en Jeremías_31:31-34. Ese pacto tenía un carácter y un contenido únicos, al asegurar el perdón de los pecados y escribir la ley de Dios en el corazón de los creyentes. El viejo sistema ritualista era reemplazado por el evangelio de Cristo, confirmado por su muerte (Hebreos_8:7-13).

Jesús dijo: "Haced esto todas las veces que la bebiereis en memoria de mí". ¿Cómo debemos recordar a Cristo en la cena del Señor? Pensando en lo que hizo y por qué lo hizo. Si la cena del Señor sólo se convierte en un ritual nada más o en un hábito piadoso, ha dejado de recordarnos a Cristo y perdió su significado.
La frase importantísima “Haced esto en memoria de mí” figura sólo aquí en 1 Corintios y en Lucas_22:19. Eso sí, estas palabras de Jesús son más que una apelación para que se recuerde intelectualmente su persona. Más que un ejercicio mental del individuo que participa, la Cena del Señor involucra una “conmemoración” de parte de la comunidad creyente (la iglesia) del sacrificio, la muerte, la resurrección y la segunda venida del Señor. La misma palabra “conmemoración” implica un acto recordatorio de un grupo de creyentes en conjunto. Es por esto que en algunas partes a la Cena del Señor se le llama “comunión”. Ya que es el acto de un pueblo creyente se puede fácilmente ver que el trasfondo de su simbolismo se halla en la celebración de la Pascua por parte del pueblo hebreo de antaño. La Pascua enfatiza la recordación comunitaria del éxodo del pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto. Especialmente conmemora la noche cuando el ángel de la muerte pasó por encima de las casas de los hebreos (Exodo_12:1-14).   Pablo consideraba a Jesús como el cordero pascual. La recordación comunitaria de parte de los creyentes cristianos del sacrificio de Cristo también involucra el que Jesús nos haya redimido de la esclavitud del pecado. El recordar esto en conjunto es más que simplemente traer a la memoria la realidad de una muerte lamentable; es la recordación de una muerte que resulta en la vida. Por esto, el pueblo creyente en la Cena del Señor actualiza el evento, lo hace algo presente, algo contemporáneo. Al igual que el pueblo hebreo de antaño, al recordar la Pascua, hacía que el evento se hiciera real para cada participante, así también los cristianos palpamos la realidad de la muerte redentora de Cristo en nuestro día. La hacemos nuestra por la fe en conjunto, y esto idealmente fomenta la unidad dentro de la iglesia.
La descripción de Pablo encierra la idea de la repetición de la acción de gracias por la copa. Es decir, aunque Pablo no repite el verbo “dar gracias”, la construcción gramatical lo implica.

La expresión “después de haber cenado” es interesante. Esta copa sería “la copa de bendición” (Lucas_10:16). Es obvio, por el orden indicado por Pablo, que originalmente la iglesia ofrecía primero el pan, después se celebraba la comida fraternal (fiesta ágape) y finalmente se ofrecía la copa. Parece que la iglesia en Corinto ya había cambiado este orden; celebraban la supuesta comida fraternal primero (pero en Corinto se había degenerado en cualquier cosa menos una comida fraternal), y al final se celebraba la Cena del Señor con los dos elementos: el pan y la copa. Hubiera sido menos problemático si la iglesia en Corinto hubiera cambiado únicamente el orden; lo más serio es que cambiaron la naturaleza de la Cena del Señor al destruir el sentido de comunidad en vez de fomentarlo. Esto lo hacían por sus excesos e insensibilidades para con los más humildes.

Cuando Jesús dijo “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre”, hacía alusión al nuevo pacto profetizado por Jeremías (Jeremías_31:31-34). El que fuera obligatorio el tomar vino en la Pascua judía (normalmente vino tinto), hacía más fácil la enseñanza de Jesús respecto al “nuevo pacto en mi sangre” (Mateo_26:28; Marcos_14:24; Lucas_22:20). La sangre del pacto nos hace recordar Exodo_24:8: “…He aquí la sangre del pacto que Jehovah ha hecho con vosotros…”. Con las palabras “nuevo pacto”, Jesús afirmaba que lo profetizado por Jeremías estaba por cumplirse en el derramamiento de su sangre en la cruz. Aquí a la sangre sacrificial se le da un nuevo significado. El antiguo pacto era simbolizado por el derramamiento de la sangre de animales sobre el altar. Esto lo hacían los sacerdotes para la expiación de los pecados del pueblo. Ahora, todo este sistema antiguo se pone a un lado para que el nuevo pacto entre Dios y su pueblo sea ratificado y sellado por la sangre de Cristo. El antiguo pacto era un fracaso (Miqueas_6:6-8). Por esto se hizo necesario el mensaje de Jeremías respecto al nuevo pacto. Las palabras de Jesús se identifican plenamente con las de Jeremías.

Algunos tildan a la versión de Pablo como completamente secundaria cuando se contrasta esta con los pasajes en los sinópticos (Mateo_26:27; Marcos_14:24; Lucas_22:20). Esto se hace porque en ninguna parte de su expresión se halla una identificación plena del vino con la sangre. Se dice que Pablo no lo hacía para evitar la implicación de una idea sumamente repugnante para los judíos: el tomar sangre.   Sólo posteriormente, al penetrar el evangelio en territorio gentil, la identificación expresa se haría, o sea, la que se halla en los Evangelios. Sea el orden cronológico de la tradición el que sea, la realidad es que la sangre de Cristo ratificó el nuevo pacto entre Dios y los hombres. En la Cena del Señor, el vino simboliza la sangre de Jesús derramada por la humanidad.

Con estas palabras el Apóstol hace sus propios comentarios. Desde luego, no los hace sin basarse en tradiciones cristianas ya establecidas. Se levanta la pregunta de si al observar la ordenanza de la Cena del Señor se predica el evangelio. Lo que sí se puede contestar sin rodeos es que cada vez que la iglesia cumple fielmente con este mandato del Señor, un elemento del evangelio se hace explícito: la muerte expiatoria de Cristo. Esto es así porque, como ya se observó, el trasfondo de la Cena del Señor es la Pascua hebrea con su énfasis expiatorio. Es precisamente por esta razón que la Cena del Señor no debe ser un rito observado de manera escondida o sólo durante un tiempo cuando únicamente los creyentes estén presentes. Si la ordenanza se realiza de esta manera, se pierde totalmente la oportunidad de proclamarles el evangelio a los no creyentes. Además, no se concibe que la ordenanza se celebre sin que a la vez haya una proclamación del significado de ella. Esto aumenta aún más el valor de la ordenanza para la evangelización. Como se observa en las palabras “hasta que él venga”, también hay un elemento escatológico en la proclamación y observancia de la Cena del Señor. Todos los elementos deben estar presentes para el mayor aprovechamiento de la ordenanza.

En la cultura del tiempo de Pablo tenían una fiesta común llamada eranos, donde cada participante llevaba la comida y la compartía. La iglesia de Corinto llamó a esta fiesta ágape. Se realizaba cada fin o principio de semana, pero poco a poco se fue perdiendo el propósito de la misma: compartir.

Formas como se interpretan los elementos de la Cena del Señor:

1.     Iglesia Católica Apostólica y Romana: El pan y el vino se cambian en cuerpo y sangre de Cristo, en forma literal, transubstanciación.

2.     Lutero: La sustancia de Cristo estaba detrás del pan y vino, llamándole consubstanciación.

3.     Juan Calvino: La presencia espiritual de Jesús estaba en el pan y el vino.

4.     Zwinglio: Pan y vino son símbolos y su presencia espiritual está en el corazón de su pueblo.

¡Maranata!


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