2 Corintios 5; 4, 8
4 Porque asimismo los que estamos
en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados,
sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
8 pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del
cuerpo, y presentes al Señor.
Hay en este pasaje
del versículo 4 una progresión de pensamiento muy significativa, que nos da la
esencia del pensamiento de Pablo.
Para él, será un gran día cuando haya acabado
con el cuerpo humano. Lo considera como una tienda de campaña, es decir, un
alojamiento provisional en el que se vive temporalmente hasta que llegue el día
que se disuelva y entremos en la residencia verdadera de nuestras almas.
En tan detestable habitación mora un alma
libre. A veces, también el pensamiento
judío coincidía con esta actitud: «Porque el cuerpo corruptible oprime el alma,
y el tabernáculo terrenal abruma la mente que se ocupa de muchas cosas»
Pero en Pablo hay
una diferencia. No está buscando un nirvana que le traiga la paz de la
extinción; ni la absorción en lo divino; no está buscando la libertad de un
espíritu desencarnado; está esperando el día en que Dios le dé un cuerpo nuevo,
espiritual, en el que todavía podrá servir y adorar a Dios en los lugares
celestiales.
Como Pablo no era deseoso
sencillamente salir del cuerpo físico, en el cual hay tanto sufrimiento, sino
salir de él y luego ser vestido del cuerpo glorificado. De esa manera no
quedaría "desnudo" (o, sin habitación para su alma). No hay gloria en
la desnudez; hay vergüenza (Apocalipsis_3:18).
Los injustos serán echados en las tinieblas de afuera (Mateo_8:12;
Mateo_22:13; Mateo_25:30), en lugar de recibir cuerpos glorificados.
El deseo de Pablo, al
sufrir en el cuerpo de esta vida mortal, era ver lo mortal absorbido por la
vida. (Esto se realizará en la resurrección de los fieles a la vida
eterna).
No quiso que le fuera
quitada la ropa, sino que le fuera puesta.
Un espíritu o un alma despojada del cuerpo. Los antiguos griegos
hablaban a menudo del cuerpo como una tumba; Pablo decía que era el «templo del
Espíritu Santo» (1Corintios_6:19). Así que él no
deseaba escapar del cuerpo por medio de la muerte, sino que fuese renovado y lo mortal . . . absorbido por la vida .
Así esperaremos un día el veredicto de Dios. Cuando nos acordamos de
ello, la vida se nos presenta como algo tremendamente serio y emocionante,
porque en ella estamos logrando o fallando nuestro destino, ganando o perdiendo
una corona. El tiempo es el campo de pruebas de la eternidad.
Las gracias y las consolaciones presentes del
Espíritu son primicias de la gracia y el consuelo eterno. Aunque Dios está aquí
con nosotros, por su Espíritu, y en sus ordenanzas, aún no estamos con Él como
esperamos estar. La fe es para este mundo, y la vista es para el otro mundo.
Nuestro deber es, y será nuestra preocupación, andar por fe hasta que vivamos
por vista. Esto muestra claramente la dicha que disfrutarán las almas de los
creyentes cuando se ausenten del cuerpo, y donde Jesús da a conocer su gloriosa
presencia.
Estamos unidos al cuerpo y al Señor; cada uno
reclama una parte de nosotros, pero, ¡cuánto más poderosamente clama el Señor
por tener el alma del creyente íntimamente unida con Él! Tú eres una de las almas
que yo he amado y escogido; uno de los que me han sido dados. ¡Qué es la muerte
como objeto de temor, si se compara con estar ausentes del Señor!
Pablo expresa que su confianza está basada en lo
que ha hecho Dios para el cristiano fiel, referente a la vida eterna. Dice que
sabemos que mientras vive el cristiano en el cuerpo físico, no está con el
Señor. No ve al Señor; no anda por vista. Anda por fe en lo que Dios ha
revelado en su Palabra. Pero a pesar de estar andando por fe, y todavía no por
vista, siempre tiene confianza y anhela morir y así dejar el cuerpo físico,
para ya estar con el Señor, (que es muchísimo mejor -- Filipenses_1:23),
en las glorias de la vida eterna.
Sobre
el pensamiento entre paréntesis,"no mirando nosotros las cosas que se ven,
sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que
no se ven son eternas". Andamos por fe, pues ella nos da el poder de ver
lo invisible (Hebreos_11:13; Hebreos_11:27).
Dado
que la fe viene por el oír la palabra de Dios (Romanos_10:17),
uno anda por fe cuando anda según la palabra de Dios nos instruye y manda.
Andar por vista es todo lo contrario. El subjetivismo es andar por vista, por
sabiduría humana, por ideas carnales. Por otra parte, el objetivismo es andar
por fe en lo que el objeto divino, la palabra de Dios, dice. Mucho se llama
"fe" en el mundo religioso que es más bien "vista".
Pablo
expresa su confianza en las verdades reveladas por Dios, y en las promesas de
Dios, luego recuerda a sus lectores que es por fe en esas verdades y promesas
que tenemos que andar, y entonces vuelve a expresar su confianza y el anhelo de
que va a estar en el cielo con Cristo, cuando su alma ocupe más bien su
habitación eterna.
¡Maranata!¡Sí, ven Señor Jesús!
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