} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 11 Diciembre LA BUENA SEMILLA (Meditación)

lunes, 11 de diciembre de 2017

11 Diciembre LA BUENA SEMILLA (Meditación)



 Isaías 55; 10-11
Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come,
así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.


     Tanto la evangelización (la divulgación de las Buenas Nuevas del Evangelio de Jesús) como la expansión (el engrandecimiento del potencial de nuestra vida bajo Dios) se multiplican mediante la «semilla» de la Palabra de Dios. Jesús también describió la Palabra como una «semilla» (Lucas_8:11); es decir, la fuente de toda salvación y crecimiento espiritual dados por el Padre a la humanidad. Todo crecimiento de la vida dentro de su amor viene por su Palabra, mientras la respuesta humana abre camino a sus bendiciones. Una vez recibida, la palabra de la promesa divina jamás queda estéril. El poder de la Palabra permitirá que se cumpla la promesa que ella encierra.

Nunca debemos preguntarnos cómo se desarrolla la fe o cómo alcanzamos sus frutos. La fe viene por el «oír» la Palabra de Dios (Romanos_10:17); o sea, recibiéndola con humildad.  Todo está escrito para cómo debemos evangelizar. Pero los hombres prefieren aplicar sus estrategias que difieren, de las enseñanzas de Jesús. Los corazones de los hombres otrora estériles en cuanto a espiritualidad, se los hará que, mediante el derramamiento del Espíritu por el Mesías, produzcan los frutos de justicia La Palabra de Dios nunca será infructífera o estéril: ¡En ella reside el poder que le da vida! (Santiago_1:23-25 2Timoteo_2:15). Las promesas y planes  de Dios se cumplen con tanta seguridad, como sucede con la caída de la lluvia y la nieve en la naturaleza. La comparación de su palabra con la lluvia y la nieve sugieren una obra lenta y silenciosa, que a su debido tiempo transforma la faz de la tierra.
Es el tiempo propicio para la salvación; por eso deben obviarse todos los obstáculos que puedan oponerse a esa efusión del perdón divino: los incrédulos deben dejar sus caminos. Dios está dispuesto a recibirlos con tal de que se vuelvan a Él, que es rico en perdones. Y la razón de esta magnanimidad divina radica en que sus pensamientos y caminos  son de todo punto diferentes de los cálculos y módulos de los hombres. Dios planea con su inteligencia sobre la historia, y sus designios misteriosos están fuera de todo cálculo estrecho humano. Por eso, en su misericordia, se extiende a todos los que de buena voluntad quieran acercarse a Él. Los designios de redención están fuera de toda comprensión humana.

Los pensamientos de Dios son de más largo alcance, más fértiles y más elevados que los nuestros. La verdad sagrada produce un cambio espiritual en la mente del hombre que ni la lluvia ni la nieve pueden producir en la tierra. No volverá al Señor sin producir efectos importantes. O bien es aceptada o, o por el contario, rechazada.


¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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