} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 23 Diciembre LA BUENA SEMILLA (Meditación)

sábado, 23 de diciembre de 2017

23 Diciembre LA BUENA SEMILLA (Meditación)

                 
 Romanos 3; 24
"siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,"

“Justificados.” Dios perdona al pecador. Ya no es culpable; es justo como si no hubiera pecado. Cuando Dios perdona nuestros pecados, limpia nuestros antecedentes penales. Desde su perspectiva es como si nunca hubiéramos pecado.
“Gratuitamente.” Indica lo que es sin costo. La justificación de Dios es regalada, no comprada. Dios ha dado a su hijo (Juan_3:16). La salvación de gracia por medio de la fe “es don de Dios” (Efesios_2:8). El acto por parte de Dios de colocar al ser humano en una relación nueva y adecuada con Él es un acto de pura gracia: Él actúa sin responder a obligación alguna y de ninguna manera condicionado por “razón” alguna externa a su voluntad. Por esta razón se hace necesaria la fe, que es un acto de aceptación y rendición, para experimentar esta justicia. Más aun, nuestra justificación tiene su fuente en la redención que es en Cristo Jesús
Redención (apolutroseos) es otro de los términos teológicos importantes de este párrafo. Expresa el acto de “comprar la libertad de un esclavo”, y sugiere que en Jesucristo Dios proporcionó el “pago” o el “precio” completo por nuestro pecado, a fin de que fuésemos libertados de nuestra esclavitud al mismo para servir a un nuevo dueño. Cristo es el Redentor, porque Dios en Cristo provee al pecador el medio de salvación. Redención se refiere a que Cristo libra a los pecadores de la esclavitud del pecado. En los tiempos del Antiguo Testamento, a una persona con deudas podían venderla como esclava. Luego el pariente más cercano podía redimirla comprando su libertad. Cristo compró nuestra libertad. El precio fue su vida.

Pablo hace hincapié en que nada que nosotros podamos hacer puede ganar el perdón de Dios; solamente lo que Dios ha hecho por nosotros puede ganarlo. Por tanto, el camino que conduce a la perfecta relación con Dios no es un intento agotador y desesperado para ganar el perdón de Dios por nuestra cuenta, sino la humilde y arrepentida aceptación del Amor y de la Gracia que Dios nos ofrece en Jesucristo.

Santiago 2; 20-22
¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?
¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar?
¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?

Santiago procura dirigir a su oponente a la conclusión innegable de que la fe sola es estéril. Le llama al reconocimiento de esto. El oponente tendrá que aceptar los dos casos bíblicos que Santiago presentará, y así la conclusión de que Dios acepta solamente la fe que es acompañada de obras.
La fe no expresada en obediencia por obras es inútil, estéril u ociosa. Santiago llama la fe sola una fe inútil, estéril, ociosa, fútil, o ineficiente, cuando no va acompañada de obediencia que lleva a la acción.
Santiago menciona primero el caso de Abraham, porque era el padre de los judíos. El ejemplo de él sería aceptado por todos. Como él fue justificado, así serán todos justificados. La frase "por las obras" no debe entenderse como diciendo que las obras son la agencia por medio de la cual uno es salvado. La frase griega dice, "de las obras". Las obras de fe de parte de Abraham fueron la fuente de la cual vino la justicia. Dios es quien justifica, pero lo hace cuando ve las obras del creyente, y a consecuencia de dichas obras. La palabra "justificado" significa ser declarado justo o inocente (por medio del perdón de Dios).
Las "obras" son las de obediencia a los mandamientos de Dios, como ilustradas en el caso de ofrecer a Isaac. En eso, como lo hacía repetidamente en su vida, Abraham obedeció a Dios en quien creía, o a quien creía (Génesis_22:18). Era hombre de obras (obediencia) (Génesis_26:5).
No hay contradicción alguna entre Santiago y Pablo, respecto a ser justificado por las obras. Pablo combatía el judaísmo que basaba la justificación en ser uno judío (circuncidado), bajo la ley de Moisés, diciendo que las obras de perfección de parte del hombre no justificaban porque nadie obraba perfectamente bien. Abraham, quien vivió antes de existir la ley de Moisés, fue justificado por la fe (obediente, acompañada de obras) (Génesis_15:6), y él era el padre de los judíos. Ahora, Santiago, escribiendo a cristianos, trata el tema de qué clase de fe justifica (sea en el cristiano o en el no cristiano), ya que algunos profesaban creer en Cristo pero su fe no fue perfeccionada por obras de obediencia (versículo 22). Pablo y Santiago tratan de la misma justificación (perdón) de Dios, pero tratan de "obras" diferentes. Pablo trata de obras que uno haría bajo la ley de Moisés pero aparte de la fe en Cristo Jesús; por ellas nunca sería justificado (salvado) (Gálatas_2:16; Gálatas_3:11; Hechos_13:39; Romanos3:20). ¡Tiene que creer en Jesucristo! Santiago trata de la clase de fe que justifica o salva a quienquiera; ¡tiene que ser una acompañada de obras! Los dos apelan a Abraham, porque ¡era creyente obediente!
            Dios justifica cada vez que perdona. Lo hace a base de la fe obediente. El pecador inconverso, que cree en Cristo Jesús y arrepentido se bautiza, será salvo (justificado) (Marcos_16:15-16; Hechos_2:38). El cristiano que peca, si cree en la palabra de Cristo que le manda arrepentirse y confesar su culpa, será perdonado (salvado, justificado) (Hechos_8:22; Apocalipsis_2:5; Santiago_5:13; Santiago_5:19-20). Abraham ya era hombre de Dios (creyente) cuando las palabras de Génesis_15:6 se le pronunciaron. Rahab era inconversa pagana cuando se le pronunciaron. Dios justifica a todos de igual manera; es decir, por la fe obediente. Ambos Pablo y Santiago lo enseñan.
La fe de Abraham fue hecha perfecta o completa cuando fue acompañada de obras de obediencia. La fe del hombre es contada por justicia (Romanos_4:3). Ahora, para que esa fe alcance para el hombre la justicia, tiene que ser completada (hecha perfecta) por obras (de obediencia); entonces sí alcanza la meta deseada. La fe sin obras no es una fe cabal; solamente la completa alcanza la justicia. Así fue con Abraham, y deberíamos poderlo ver, dice Santiago.
            Santiago no enseña la salvación por las obras solas, ni por la fe sola. Hay algo que hacer, y tenemos que hacerlo por fe. La fe y las obras van inseparables. La fe ayuda a las obras, y estas completan a la fe. Romanos_1:5; Romanos_16:26; Gálatas_5:6; Gálatas_1:1-24. Juntamente cooperan hasta alcanzar la justificación, o justicia.
            Otra vez vemos que el texto griego no dice "por las obras", como si las obras fueran agencia de algo, sino "de las obras", como fuente de algo. La fe de Abraham obraba, cooperaba, actuaba, con sus obras, y las ayudaba, hasta llevar a cabo el mandamiento de ofrecer su hijo en holocausto, y hecha la tarea, así se completó su fe.


¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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