} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 22 Diciembre LA BUENA SEMILLA (Meditación)

viernes, 22 de diciembre de 2017

22 Diciembre LA BUENA SEMILLA (Meditación)



Juan 17; 24
Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.


En su última petición Jesús ora por la unidad de los creyentes de futuras generaciones. La unidad que pide no es de naturaleza organizacional sino espiritual, la cual se manifestaría de manera visible en la vida de la Iglesia y daría testimonio de la divina misión de Cristo. Jesús oró pidiendo unidad entre los creyentes basándose en la unidad de los creyentes con El y el Padre. Los cristianos pueden conocer la unidad entre ellos si viven unidos a Dios. Por ejemplo, cada pámpano que vive unido a la vid lo está también con todos los otros pámpanos que hacen lo mismo.
"Cuando él (Cristo) se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos tal como Él es" (1Juan_3:2). Jesús quiere que sus apóstoles y todos sus discípulos no solamente vean, sino que participen del estado celestial. Para ser "semejantes a él" en Aquel Día, los discípulos de Cristo tienen que ser "semejantes a él" ahora, siendo del mismo carácter y vida, siendo obedientes a la enseñanza divina e imitadores de Jesús.
            Los apóstoles habían visto la gloria de Cristo aquí en la tierra: "Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre) "; "Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria"; "y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz" (Mateo_17:5); al hablar de ese evento Pedro dijo, "él recibió de Dios Padre honra y gloria" (2Pedro_1:17). Pero Cristo quería que vieran su gloria celestial.

Cuando el ser cristiano supone difíciles renuncias o privaciones, y aun esfuerzos y sacrificios, debemos considerarlo como una gloria que Dios nos otorga.

La perfecta obediencia de Jesús a la voluntad de Dios era Su gloria. Nosotros encontramos la nuestra, no en hacer lo que nos gusta a nosotros, sino lo que Dios quiere de nosotros. Cuando tratamos de hacer lo que nos gusta -como muchos de nosotros hemos hecho- no cosechamos más que dolor y desastre, para nosotros y para otros. La verdadera gloria de la vida la encontramos en hacer la voluntad de Dios. Cuanto mayor la obediencia, mayor la gloria.
La gloria de Jesús consiste en el hecho de que, al considerar Su vida, se reconoce Su relación única y exclusiva con Dios. Es indudable que nadie podría vivir como Él si no estuviera en una relación extraordinariamente íntima con Dios. Como con Cristo, nuestra gloria consiste en que se vea en nuestra vida el reflejo de Dios.
Jesús dijo que era Su deseo que Sus discípulos vieran Su gloria en los lugares celestiales. El cristiano va a compartir todas las experiencias de Cristo. Si comparte Su Cruz, también compartirá Su gloria. " Palabra fiel es esta: Si morimos con Él, también viviremos con Él; si resistimos, también reinaremos con Él» (2 Timoteo_2:11-12). Aquí y ahora vemos borrosamente, como en un espejo, la gloria del Señor; pero un día Le veremos cara a cara (1Corintios_13:12 ;2Corintios_3:18). El gozo que experimentamos aquí y ahora es sólo un adelanto del que disfrutaremos entonces allá. La promesa de Cristo es que si compartimos Su gloria y Sus sufrimientos en la Tierra, compartiremos Su gloria y Su triunfo cuando haya terminado nuestra vida presente ¿Qué mayor promesa podría habérsenos hecho?
Después de esta oración de Jesús pasamos inmediatamente a la traición, el juicio y la Cruz. Ya no hablaría más con Sus discípulos antes de padecer. Es maravilloso y precioso recordar que, inmediatamente antes de aquellas terribles horas, Sus últimas palabras no fueron de desesperación, sino de gloria.


Mateo 26; 39

Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.

Jesús conocía las perfecciones del poder y sabiduría del Padre, y por eso pidió que si fuera posible que "pase de mí esta copa".
La palabra copa significa sufrimiento. Jesús dijo a Juan y Jacobo, Mateo_20:1-34, “de mi vaso beberéis”, porque ellos iban a sufrir por Cristo. Cristo pidió que “aquella hora” pasara, que el Padre apartara de El esa copa, y su oración fue oída. Hebreos_5:1-14, “ Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente”.
            Juan_12:1-50, “  Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Mas para esto he llegado a esta hora (para ser crucificado).  Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez”. Todo comentario sobre Mateo_26:39 (“pase de mi esta copa”) debe armonizar con lo que Jesús dice en Juan_12:27. El nació para morir como sacrificio por los pecados del mundo. Hebreos_10:1-39,   porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.  Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo”; es decir, “me preparaste cuerpo” para poder morir como expiación por los pecados del hombre. Eso era su propósito, desde antes de venir al mundo.
            La Biblia habla del plan eterno de Dios para la redención del hombre 1Pedro 1:1-25,  “ sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo”. Efesios_3:11, “conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor”.
            Cristo había anunciado su muerte varias veces durante su ministerio personal, no como una posibilidad, sino como una realidad. Nunca estaba en duda su muerte. Mateo_16:21, “Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca. Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”. Mateo_20:28, “el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” Juan_3:14, “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado”. Juan_8:28, “Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy”. Juan_10:11 , “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas”. Juan_10:17,  “Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.  Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre”. Juan_12:32, “Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.  Y decía esto dando a entender de qué muerte iba a morir”. Juan_1:29, también Juan el bautista dijo, “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.
            Todo comentario sobre Mateo_26:39 debe armonizar con todo lo que Jesús mismo había dicho con respecto a su muerte y resurrección y los temas relacionados. Por ejemplo:
            El discipulado. Mateo_16:1-28, “  Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.
            La cena del Señor. Mateo_26:26-28, Jesús instituyó la cena del Señor diciendo, “Haced esto en memoria de mí”. Con toda confianza Él dijo (Mateo_26:29 ), “Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre”. En Su muerte El venció a Satanás y estableció Su propio reino en el cual participamos con Jesús de la cena del Señor.
            El bautismo. Mateo_28:19, “bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. Romanos_6:1-23, “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”.
            La iglesia. Mateo_16:1-28, “ … sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Hechos_20:1-38, “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre”.
            Nadie puede comprender a fondo la agonía de Jesús en Getsemaní y en Calvario. Por eso, nadie la puede explicar. El problema es que nosotros no podemos comprender a fondo los misterios de la encarnación ni los de la expiación, pero Jesucristo sí los comprendía. Él había llegado a un momento de angustia que era hasta la muerte; es decir, la agonía que El sentía en esos momentos era lo suficientemente pesada como para matarlo a no ser por la ayuda del Padre. Su alma fue azotada de una manera que, para nosotros, era completamente incomprensible e indecible. Con toda insistencia, pues, Jesús rogaba al Padre que si fuera posible “pasase de él aquella hora” (Marcos_14:35), “aparta de mí esta copa” (Marcos_14:36).
  Jesucristo estaba completamente sumiso al Padre. El vino al mundo para hacer la voluntad del Padre, pero la Biblia no enseña que Cristo pedía que Dios cambiara el plan de salvación.
Los comentarios de algunos teólogos “modernos”implican que Jesús dudaba del plan divino y creía que tal vez hubiera otra manera de salvar al hombre, aunque Él sabía que el plan que El vino a llevar a cabo fue hecho por Dios (Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo) desde antes de la fundación del mundo y que definitivamente era el único plan de salvación. No había y no hay plan alternativo u opcional. Además, era un plan infalible. Dios no iba a fallar. Cristo no iba a fallar. Cristo no vino al mundo “para ver si podía salvarnos”; más bien, El vino para salvarnos y lo hizo.
La idea de que pudiera haber otro plan es precisamente la esperanza falsa de millones de personas en la actualidad. Esperan - y esta es su esperanza y confianza - que en el día final Dios tenga otro plan para salvar a los que no hayan obedecido al evangelio. Esta es una esperanza vana.
           

¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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