1. Las buenas obras son solamente aquellas que Dios ha ordenado
en su santa Palabra1 y no las que, sin la
autoridad de ésta, han inventado los hombres por un fervor ciego o con el
pretexto de que tienen buenas intenciones.2
1. Mi. 6:8; Ro.
12:2; He. 13:21; Col. 2:3; 2 Ti. 3:16,17.
2. Mt. 15:9 con
Is. 29:13; 1 P. 1:18; Ro. 10:2; Jn. 16:2; 1 S. 15:21-23; 1 Co. 7:23; Gá. 5:1;
Col.2:8,16-23
2. Estas buenas obras, hechas en obediencia a los
mandamientos de Dios, son los frutos y evidencias de una fe verdadera y viva;1 y por ellas los creyentes manifiestan su gratitud,2 fortalecen su seguridad,3 edifican
a sus hermanos,4 adornan la profesión del
Evangelio, 5 tapan la boca de los adversarios 6 y glorifican a Dios, cuya hechura son, creados en
Cristo Jesús para ello,7 para que teniendo por
fruto la santificación, tengan como fin la vida eterna.8
1. Stg. 2:18,22;
Gá. 5:6; 1 Ti. 1:5.
2. Sal. 116:12-14;
1 P. 2:9,12; Lc. 7:36-50 con Mt. 26:1-11.
3. 1 Jn. 2:3,5;
3:18,19; 2 P. 1:5-11.
4. 2 Co. 9:2; Mt.
5:16.
5. Mt. 5:16; Tit.
2:5,9-12; 1 Ti. 6:1; 1 P. 2:12.
6. 1 P. 2:12,15;
Tit. 2:5; 1 Ti. 6:1.
7. Ef. 2:10;
Fil. 1:11; 1 Ti. 6:1; 1 P. 2:12; Mt. 5:16.
8. Ro. 6:22; Mt.
7:13,14,21-23.
3. La capacidad que tienen los creyentes para hacer buenas
obras no es de ellos mismos en ninguna manera, sino completamente del Espíritu
de Cristo. Y para que ellos puedan tener esta capacidad, además de las virtudes
que ya han recibido, necesitan una influencia real del mismo Espíritu Santo
para obrar en ellos tanto el querer como el hacer por su buena voluntad;1 sin embargo, no
deben volverse negligentes por ello, como si no estuviesen
obligados a cumplir deber alguno aparte de un impulso especial del Espíritu, sino
que deben ser diligentes en avivar la gracia de Dios que está en ellos.2
1. Ez. 36:26,27;
Jn. 15:4-6; 2 Co. 3:5; Fil. 2:12,13; Ef. 2:10.
2. Ro. 8:14; Jn.
3:8; Fil. 2:12,13; 2 P. 1:10; He. 6:12; 2 Ti. 1:6; Jud. 20,21.
4. Quienes alcancen la máxima obediencia posible en esta vida
quedan tan lejos de llegar a un grado supererogatorio, y de hacer más de lo que
Dios requiere, que les falta mucho de lo que por deber están obligados a hacer.1
1. R.
8:46; 2 Cr. 6:36; Sal. 130:3; 143:2; Pr. 20:9; Ec. 7:20; Ro. 3:9,23; 7:14 ss.;
Gá. 5:17; 1 Jn. 1:6-10; Lc. 17:10.
5. Nosotros no podemos, aun por nuestras mejores obras,
merecer el perdón del pecado o la vida eterna de la mano de Dios, a causa de la
gran desproporción que existe entre nuestras obras y la gloria que ha de venir,1 y por la distancia infinita que hay entre nosotros y
Dios, a quien no podemos beneficiar por dichas obras, ni satisfacer la deuda de
nuestros pecados anteriores; hasta cuando hemos hecho todo lo que podemos, no
hemos sino cumplido con nuestro deber y somos siervos inútiles;2 y tanto en cuanto son buenas proceden de su
Espíritu;3 y en cuanto son hechas por nosotros,
son impuras y están mezcladas con tanta debilidad e imperfección que no pueden
soportar la severidad del castigo de Dios.4
1. Ro. 8:18.
2. Job 22:3;
35:7; Lc. 17:10; Ro. 4:3; 11:3.
3. Gá. 5:22,23.
4. 1 R.
8:46; 2 Cr. 6:36; Sal. 130:3; 143:2; Pr. 20:9; Ec. 7:20; Ro. 3:9,23; 7:14ss.;
Gá. 5:17; 1 Jn. 1:6-10.
6. No obstante, por ser aceptados los creyentes por medio de
Cristo, sus buenas obras también son aceptadas en él;1 no como si fueran en esta vida enteramente
irreprochables e irreprensibles a los ojos de Dios;2 sino
que a él,
mirándolas en su Hijo, le place aceptar y recompensar aquello que es sincero
aun cuando esté acompañado de muchas debilidades e imperfecciones.3
1. Ex.
28:38; Ef. 1:6,7; 1 P. 2:5.
2. 1
R. 8:46; 2 Cr. 6:36; Sal. 130:3; 143:2; Pr. 20:9; Ec. 7:20; Ro. 3:9,23;
7;14ss.; Gá. 5:17; 1 Jn. 1:6-10.
3.
He. 6:10; Mt. 25:21,23.
7. Las obras hechas por hombres no regenerados, aunque en sí
mismas sean cosas que Dios ordena, y de utilidad tanto para ellos como para
otros,1 sin embargo, por no proceder de un
corazón purificado por la fe2 y no ser hechas de
una manera correcta de acuerdo con la Palabra,3 ni
para un fin correcto (la gloria de Dios 4), son,
por tanto, pecaminosas, y no pueden agradar a Dios ni hacer que alguien sea
digno de recibir gracia por parte de Dios.5 Y a
pesar de esto, el descuido de las buenas obras es más pecaminoso y desagradable
a Dios.6
1. 1
R. 21:27-29; 2 R. 10:30,31; Ro. 2:14; Fil. 1:15-18.
2. Gn.
4:5 con He. 11:4-6; 1 Ti. 1:5; Ro. 14:23; Gá. 5:6.
3. 1 Co. 13:3;
Is. 1:12.
4. Mt. 6:2,5,6; 1
Co. 10:31.
5. Ro. 9:16;
Tit. 1:15; 3:5.
6. 1
R. 21:27-29; 2 R. 10:30,31; Sal. 14:4; 36:3.
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