} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 28 Diciembre LA BUENA SEMILLA (Meditación)

jueves, 28 de diciembre de 2017

28 Diciembre LA BUENA SEMILLA (Meditación)



 Isaías 61; 1
El espíritu del Señor DIOS es sobre mí, porque me ungió el SEÑOR; me envió a predicar a los abatidos, a atar las llagas de los quebrantados de corazón; a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;

(La Biblia de Casiodoro de Reina 1569)

Jesús citó este versículo y parte del 2 en la sinagoga de Nazaret (Lucas_4:18-19). Afirmó entonces que aquí se encontraba la esencia de su ministerio. Cuando leyó para el pueblo en la sinagoga, se detuvo en la mitad de 61.2 después de las palabras "a proclamar el año de la buena voluntad del Señor". Cerrando el libro, dijo: "Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros". El resto de 61.2, "y el día de venganza del Dios nuestro", se cumplirá un segundo después cuando Jesús se lleve a Su Iglesia en el arrebataminero. Ahora estamos bajo el favor de Dios, su ira aún no ha llegado. Nuestro Señor pudo citar este pasaje al comienzo de su carrera porque ya había aceptado, en su bautismo y tentación, el papel de Siervo sufriente, y con ello, la cruz. Estos son los “beneficios de su pasión”; sus milagros hablaron el mismo idioma.

Las figuras literarias que describen el efecto o consecuencias del ministerio del profeta, se convierten en hechos concretos en la persona y ministerio de Jesús. El profeta Isaías ha adquirido conciencia de su misión profética y se siente ungido por el Espíritu de Dios para anunciar las buenas nuevas de liberación a una comunidad sumida en la humillación y la desesperación de la pobreza (Nehemias_5:3), en la desilusión y desaliento o “quebranto de corazón” (Nehemías 5:1), de la esclavitud (Nehemías_5:5) y de la cárcel que constituye el perder la visión. La meta de su ministerio profético es hacer resurgir la vida en medio del duelo nacional. La ceniza, que es señal de duelo, va a ser reemplazada por una diadema de gloria. Va a haber aceite de regocijo y manto de alabanza.
Le toca anunciar a los pioneros judíos que han vuelto a Jerusalén que Dios bendecirá sus esfuerzos. Las ruinas se reconstruirán; sus hermanos volverán más numerosos de los países extranjeros; los que dudan o que están desanimados deben perseverar porque pronto llegará Dios a visitar a su pueblo.     
Los que venimos después de él nos preguntamos Si Cristo ha traído la salvación de Dios hace veinte siglos, ¿por qué tantos hombres están esperando todavía el anuncio feliz de su liberación?   Es que el Evangelio es una semilla y la Resurrección de Jesús no trae de inmediato la transformación del mundo. Si el pueblo judío tuvo quince siglos de búsqueda y de pruebas antes de que llegara su Salvador, ¿cómo los otros pueblos conseguirían la paz definitiva del Reino de Dios sin antes haber pasado por las grandes pruebas que preceden a la vuelta de Cristo? Ya es mucho que Él esté en medio de nosotros y su Espíritu, sobre nosotros.   Sanar, consolar, perfumes y coronas la venida de Dios hace brotar en nosotros las fuentes de la felicidad, la que nada tiene que ver con el miedo o el hastío, tan frecuentes en el corazón de las prácticas religiosas.

El profeta contrapone el año de gracia y el día de venganza. El primero será de favor para sus fieles, y el segundo, de castigo para los pecadores enemigos de Israel, y aun del mismo Israel.  Quizá haya en las palabras año y día una contraposición buscada por el autor para hacer ver que Dios siempre es más largo en perdonar que en castigar: la remisión dura un año, mientras que la venganza un solo día. Aunque quizá en la expresión día de venganza haya una influencia de la otra estereotipada, día del Señor de la literatura profética, que simboliza el juicio vengativo de Dios en la historia de Israel.
Este año de gracia y este día de venganza servirá para consolar a todos los tristes, es decir, los fieles abatidos de que hablaba antes, los cuales al ver, por un lado, la manifestación misericordiosa de Dios en ese año de gracia en favor de sus fieles, y la justicia de Dios en el día de la venganza, sentirán una íntima satisfacción, ya que Dios, al fin, salió por sus derechos conculcados, y el camino de la virtud queda públicamente restablecido.
Cristo iba a ser el Consolador y lo es; enviado a consolar a todos los que se lamentan y que lo buscan a Él, y no al mundo, como consuelo. Él hará todo esto por su pueblo para que abunden en frutos de justicia como ramas del plantío de Dios. La misericordia de Dios, la expiación de Cristo y el evangelio de gracia no son de provecho al autosuficiente y soberbio. Ellos deben ser humillados y guiados por el Espíritu Santo a conocer su propio carácter y necesidad, para ver y sentir su necesidad del Amigo y Salvador de los pecadores. Su doctrina contiene indudablemente la buena nueva para los que se humillan ante Dios.


¡Maranata! ¡Sí, ven Señor Jesús!

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