1. El bautismo es una ordenanza del Nuevo Testamento
instituida por Jesucristo, con el fin de ser para la persona bautizada una señal
de su comunión con él en su muerte y resurrección, de estar
injertado en él,1 de
la remisión de pecados2 y de su entrega a Dios
por medio de Jesucristo para vivir y andar en novedad de vida.3
1. Ro. 6:3-5; Col.
2:12; Gá. 3:27.
2. Mr. 1:4; Hch.
22:16.
3. Ro.
6:4.
2. Los que realmente profesan arrepentimiento para con Dios
y fe en Nuestro Señor Jesucristo y obediencia a él son los
únicos adecuados para recibir esta ordenanza.1
1. Mt. 3:1-12; Mr.
1:4-6; Lc. 3:3-6; Mt. 28:19,20; Mr. 16:15,16; Jn. 4:1,2; 1 Co. 1:13-17; Hch.
2:37-41; 8:12,13,36-38; 9:18; 10:47,48; 11:16; 15:9; 16:14,15,31-34;18:8;
19:3-5; 22:16; Ro. 6:3,4; Gá. 3:27; Col. 2:12; 1 P. 3:21; Jer. 31:31-34; Fil.
3:3; Jn. 1:12,13; Mt. 21:43.
3. El elemento exterior que debe usarse en esta ordenanza es
el agua, en la cual ha de ser bautizada1 la
persona en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.2
1. Mt.
3:11; Hch. 8:36,38; 22:16.
2. Mt.
28:18-20.
4. La inmersión de la persona en el agua es necesaria para
la correcta administración de esta ordenanza.1
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