Lucas 11; 1
Y aconteció que estando Jesús orando en cierto lugar, cuando
terminó, le dijo uno de sus discípulos: Señor, enséñanos a orar, así como Juan
enseñó también a sus discípulos
Note el orden en esta oración. Primero, Jesús
alaba a Dios; luego, presenta sus peticiones. Alabar primero a Dios nos ubica
en el marco adecuado para pedir por nuestras necesidades. Por lo general,
nuestras necesidades se parecen a una lista de compras antes que a un diálogo
con Dios.
Jesús nos enseña cómo orar. No era su propósito
revelar una oración que debería ser memorizada y rezada (recitada) repetidas
veces. La iglesia del primer siglo no
rezaba el "Padre Nuestro".
Los
discípulos querían orar correctamente, y Jesús les dice, "Oraréis
así". Dice que debemos orar "así'" (de esta manera), y entonces
nos da un ejemplo de cómo orar correctamente. Algunos de los elementos
principales de la oración aceptable son: (1). Dirigirnos al Padre para alabarlo.
(2). Pedir que se haga su voluntad. (3). Orar por su reino. (4). Pedir el pan
de cada día (el sostén, 1Ti_6:8). (5). Pedir el perdón. (6). Pedir la dirección
divina.
Desde luego, hay otros textos que nos enseñan
cómo orar: Jua_14:13; Jn_16:26 nos enseñan que debemos orar en el nombre de Jesús; 1Ti_2:1-2
agrega detalles importantes; también 1Ts_5:17, Stg_1:5; Stg_5:16, etc. Aparte
de instrucciones y mandamientos, hay buenos ejemplos que seguir.
1 Tesalonicenses 5; 16-18
Estad siempre gozosos; orad sin cesar; dad gracias en todo, porque
esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús.
Puede el cristiano estar
siempre gozoso a pesar de las enfermedades (las de él como también las de sus
familiares y hermanos en Cristo), la pobreza y otras aflicciones?
Para contestar esta pregunta, el punto clave se
encuentra en Flp_3:1, “gozaos en el Señor” y 4:4, “Regocijaos en el Señor
siempre”. Pablo no habla del gozo de este mundo, el gozo que depende de
condiciones o circunstancias favorables, sino del gozo en el Señor. El
cristiano está siempre gozoso porque siempre medita en el hecho de que es un
cristiano, que es uno con Cristo, y que el fruto de esta unidad es el gozo
(Gál_5:22). Podemos estar siempre gozosos porque siempre recordamos que el
Señor nos ha perdonado, que tenemos comunión con El, que a través de Cristo
tenemos acceso al trono de Dios y, en fin, que aparte de múltiples bendiciones
materiales, nos está bendiciendo con toda bendición espiritual en Cristo
(Efe_1:3).
Los gentiles nos regocijamos mucho en nuestra
libertad en Cristo. Hch_15:30, “Así, pues, los que fueron enviados descendieron
a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta; 31 habiendo
leído la cual, se regocijaron por la consolación”. Si los judaizantes hubieran
logrado su propósito (Hch_15:1; Hch_15:5), la iglesia de Cristo habría sido
simplemente otra secta de los judíos, pero gracias a Dios, Pablo defendió
nuestra libertad en Cristo: “a los cuales ni por un momento accedimos a
someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros”
(Gál_2:5).
Aun en medio de las tribulaciones y angustias más
severas los santos no deben imitar a los paganos que viven desesperados y aun
cometen el suicidio, sino que debemos regocijarnos. “Y ellos salieron de la
presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer
afrenta por causa del Nombre” (Hch_5:41)
Debemos regocijarnos por el poder del evangelio,
y porque muchos lo están predicando en varias partes del mundo. El cristiano se
regocija cuando el pecador se arrepiente. Nuestros hermanos en Cristo son una
fuente del gozo perpetuo. Entre cristianos no hay envidia, sino que cada uno
comparte el gozo de su hermano. Rom_12:15, “Gozaos con los que se gozan; llorad
con los que lloran”; 1Co_12:26, “De manera que si un miembro padece, todos los
miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, (los demás no le
tienen envidia, sino que) todos los miembros con él se gozan”.
El cristiano puede regocijarse porque su nombre
está escrito en el cielo, como dice Jesús (Luc_17:10), “Pero no os regocijéis
de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres
están escritos en los cielos”
¡Maranata! ¡Ven pronto mi Señor Jesús!
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