} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 1 Agosto: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia.

miércoles, 1 de agosto de 2018

1 Agosto: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia.




Hechos 18;9-10

Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles;
porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.

Aquí tenemos una muestra de la clase de vida que hacía Pablo. Era un rabino, y la norma era que los rabinos tenían que tener un trabajo secular. No debían cobrar por predicar y enseñar, así es que tenían que ganarse la vida de otra manera. Los judíos honraban el trabajo. «Ama el trabajo -decían-. El que no le enseña un oficio a su hijo le hace un ladrón.» " El estudio de la Ley es excelente acompañado de un trabajo secular; porque la práctica de ambos hace que el hombre se olvide de la iniquidad; pero la mucha Ley sin trabajo acaba por fracasar y causar iniquidad.» Así es que sabemos de rabinos que practicaban toda clase de oficios. Eso quería decir que nunca se convertían en intelectuales distantes, sino que siempre sabían lo que era la vida de los trabajadores.
Pablo se nos describe como fabricante de tiendas de campaña. Tarso, su ciudad natal, estaba en Cilicia, en cuya provincia se criaban unas cabras de pelo muy apreciado, del que se hacía un paño o lona que se llamaba cilicium, cilicio, que se usaba para hacer lonas y cortinas. Es probable que ese fuera el oficio de Pablo, aunque la palabra griega quiere decir mucho más; como, por ejemplo, curtidor o trabajador de la piel. Y Pablo debe de haber sido un buen artesano, que siempre presumía de no haberle sido carga a nadie (1Te_2:9 ; 2Te_3:8 ; 2Co_11:9 ). Pero es probable que, cuando vinieron Silas y Timoteo, trajeron ayuda, tal vez de la iglesia de Filipos que tanto quería a Pablo, y eso le permitió dedicarse a la predicación a pleno tiempo. Fue en el año 49 d C. cuando Claudio desterró de Roma a todos los judíos, y sería por entonces cuando Aquila y Priscila vinieron a Corinto.
Cuando Pablo más lo necesitaba, Dios le habló. Debe de haberse sentido agobiado a veces por la tarea que le esperaba en Corinto. Era hombre intensamente emotivo, y a menudo tendría sus luchas. Pero cuando Dios le da a uno una tarea, le da también el poder para realizarla. Pablo encontró el valor y las fuerzas en la presencia de Dios.
Tomando en cuenta su experiencia en las otras ciudades posiblemente Pablo estaba pensando que el tiempo había llegado para despedirse de estos hermanos para buscar campos nuevos, pero el Señor tenía otros planes. No solamente no debería salir, tampoco debería callar el mensaje para evitar tantos problemas.
     Lucas no dice nada aquí acerca del temor de Pablo cuando estaba en Corinto, pero léase lo que Pablo mismo dijo en 1Co_2:3 y 2Co_7:5. El conocía perfectamente el odio y celo de los judíos porque había sido su víctima en Damasco, Jerusalén, Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra, Derbe, Tesalónica, y Berea. Pidió que los tesalonicenses oraran por él "para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe" (2Ts_3:1-2). Recordemos el ejemplo de Elías (1Re_19:4) y el de Jeremías (Jer_15:15).  Pablo era un hombre muy fuerte pero era simplemente un ser humano y él mismo habló de su debilidad (1Co_2:3). Por eso, esta visita del Señor era muy necesaria

El Señor habló a Pablo varias veces: Hch 9:4; 22:17; 16:9; 23:11; 27:23. Con razón Pablo dijo, "Yo sé a quién he creído" (2Ti_1:12). Es importante comentar que también Cristo había estado con Pablo en sus experiencias más difíciles en los días pasados, en Antioquía de Pisidia, en Filipos, en Tesalónica, etc.
         Pablo urgentemente necesitaba esa visión y el consuelo que le ofreció. Dios no quitó a los tres jóvenes hebreos del horno de fuego ardiendo, sino que les mandó un compañero: "He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses" (Dan_3:25). Dios no quitó a Daniel del foso de los leones, sino que envió a su ángel para cerrar la boca de las bestias. También le dijo a Eliseo (2Re_6:16-17), "No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos". Asimismo, Jesús sabía que podía pedir doce legiones de ángeles para ayudarle.

         -- y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal. -- Esto fue precisamente lo que los judíos pensaban hacer, pero éstos no harían en Corinto lo que habían hecho en otras ciudades. Jesús dijo a los apóstoles, "Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis" (Mat_10:30-31), pero al mismo tiempo les habló de muchas persecuciones (Mat_10:16-28). El pensamiento clave era que Jesús les ofrecía ayuda y protección, pero la ayuda principal era para llevar a cabo la obra del Señor. Lo mismo sucedió en el caso de Pablo: seguramente el Señor estaba con él, pero la ayuda principal era para llevar a cabo la obra del Señor. Esto se ve en varios textos: 1Co_4:9-13; 2Co_11:23-28; Flp_3:10; Col_1:24-25; como también aquí mismo en Hch_9:16; Hch_20:23; Hch_21:13.

         -- porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. -- Dios no tenía "mucho pueblo" en Corinto en el sentido de la predestinación calvinista (1Ti_2:4; 2Pe_3:9; Apo_22:17) -- nadie se excluye de la salvación por un decreto de Dios -- sino en el sentido de Hch 15:14-18, "Simón ha contado como Dios visitó por primera vez a los gentiles (Cornelio y su casa) para tomar de ellos pueblo para su nombre", y en el sentido de Jn_10:16, "También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor". El punto clave es que algunos corintios "oirán mi voz", como Cornelio y el carcelero de Filipos oyeron su voz.
         Cuando Elías estaba desanimado y se sentía muy solo, Dios le dijo que había siete mil en Israel que no se habían hincando ante los baales (1Re_19:18). Dios conoce los corazones de todos y sabía que en Corinto había gente dispuesta a oír el evangelio y a aceptarlo. Este texto simplemente dice que en Corinto había mucha tierra buena (Luc_8:15). Dios conoce el corazón de todos y, por eso, sabe exactamente quiénes aceptarán el evangelio. Pensamos ¡qué bueno si Él nos dijera para que fuéramos directamente a ellos y no perder tanto tiempo con otros! pero el plan de Dios es que todos tengan la oportunidad de oír.
          
Mateo 9; 37

Entonces (Jesús) dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.

   Aquí tenemos también una de las verdades supremas y uno de los supremos desafíos cristianos. La cosecha no se siega sola, y hacen falta segadores que la sieguen. Es una de las verdades luminosas de la fe y de la vida cristiana que Jesucristo necesita personas. Cuando estaba en el mundo, podía alcanzar con Su voz a unos pocos. Nunca estuvo fuera de Palestina, y había todo un mundo que estaba esperando. Jesús sigue queriendo que la gente oiga la buena noticia del Evangelio, pero no podrán oírla a menos que haya quien se la dé. Quiere que todo el mundo oiga la Buena Noticia; pero nunca la oirá a menos que haya personas dispuestas a cruzar los mares y las montañas para llevársela.
La oración no es suficiente. Puede que alguien diga: " Voy a orar todos los días de mi vida para que venga el Reino de Dios.» Pero en esto, como en tantas otras cosas, la oración sin las obras es una cosa muerta. Martín Lutero tenía un amigo que pensaba como él acerca de la fe cristiana. Era otro fraile. Llegaron a un acuerdo: Lutero saldría al campo de batalla para que hubiera una Reforma, y su amigo se quedaría en el monasterio sosteniendo a Lutero en oración. Y así empezaron. Una noche, el amigo de Lutero tuvo un sueño: Vio un gran campo de trigo tan grande como el mundo, y a un solo hombre que estaba tratando de segarlo, una tarea imposible y descorazonadora. De pronto le vio la cara al segador solitario, y vio que era Martín Lutero. Y entonces el amigo se dio cuenta de todo. " Debo dejar la oración -se dijo- e ir a trabajar en el campo.»
Es el sueño de Cristo que todos y cada uno seamos misioneros y segadores. Hay algunos que no pueden hacer más que orar, porque la vida los ha dejado inútiles para ninguna otra cosa, y sus oraciones son la fuerza de los obreros. Pero esa no es la labor que nos corresponde a los más, los que tenemos fuerzas y salud física y mental. Ni siquiera el dar dinero es suficiente. Si se ha de segar la cosecha del mundo, cada uno de nosotros tiene que ser un segador, porque hay alguien a quien cada uno de nosotros puede -y debe- llevar a Dios.

¡Maranata!¡Ven pronto mi Señor Jesús!

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