Mateo 5:13-16
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha
vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve,
sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres.
Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad
situada sobre un monte no se puede ocultar;
ni se enciende una lámpara y se pone debajo
de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la
casa.
Así brille vuestra luz delante de los
hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre
que está en los cielos.
LA
SAL DE LA TIERRA
Mat_5:13, "Vosotros sois la sal de la
tierra". ¡Qué afirmación más maravillosa y alentadora! En este texto Jesús
habla de la relación entre sus discípulos y los demás. Son una gran bendición
para el mundo.
Los que
poseen las cualidades de carácter descritas en las bienaventuranzas
ineludiblemente son la sal de la tierra. La palabra "sal" se refiere
a la influencia de los cristianos para
impedir la maldad y para preservar el mundo de la corrupción espiritual.
¡He
aquí los discípulos de Jesús!
Considérese este grupo de discípulos.
¿Quiénes eran? ¿De dónde venían? ¿Qué habían hecho o qué hacían en ese
entonces? ¿Cómo es posible que Jesús les haya dicho, "Vosotros sois la sal
de la tierra"?
Eran galileos. Los doce
apóstoles eran galileos sin educación formal (Hch_1:11; Hch_4:13). Jesús no
buscó apóstoles entre los entrenados y privilegiados. Jesús no solamente fue
criado en Nazaret, una ciudad despreciada por los judíos (JN_1:46), sino que
también llevó a cabo una gran parte de su ministerio en Galilea. Los galileos
no gozaban de muy buena reputación entre los judíos de Jerusalén. Por estar más
lejos del templo, y por tener más contacto con los gentiles (Mat_4:15,
"Galilea de los gentiles"), se consideraban menos religiosos que los
de Judea. Mar_14:70, "porque eres galileo, y tu manera de hablar es
semejante a la de ellos".
Eran del pueblo común. Los
discípulos no eran personas de reputación ("de influencia") en la
vista del mundo. No eran grandes ni importantes, según el concepto
popular de lo que constituye la grandeza, sino que, al contrario, era muy
insignificantes.
(1). Por lo menos cuatro de los apóstoles eran
pescadores (Mat_4:18-21).
(2). Otro apóstol era publicano (Mat_8:9-13).
(3). Eran pobres. "Bienaventurados
vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios", Luc_6:20.
(4). Eran despreciados por los romanos.
Los discípulos de Jesús, siendo judíos, no tenían ningún poder político.
(5). No participaban en ningún movimiento
político para corregir injusticias.
(6). Eran despreciados por los líderes
religiosos. JN_7:49, "Mas esta gente que no sabe la ley, maldita
es". Así era el concepto que los líderes de los judíos tenían de los
discípulos de Jesús.
1Co_1:26, "Pues mirad, hermanos, vuestra
vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos,
ni muchos nobles". Este texto explica claramente que "lo necio
de mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo
escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil de mundo y lo menospreciado
escogió Dios, y lo que no es (lo que no tiene reputación), para deshacer lo que
es, a fin de que nadie se jacte en su presencia". Que toda la gloria sea
para Dios y su mensaje, y no para los mensajeros.
¿Cómo es
posible, pues, que tales personas -- pobres, insignificantes, perseguidos --
tengan una influencia tan grande sobre el mundo?
(1). Es obvio que lo que es “grande” e
“importante” ante los ojos del mundo no cuenta con Dios (Luc_16:15).
(2). La verdad es que los discípulos de Jesús
iban a tener, han tenido, y siguen teniendo un tremendo impacto sobre la raza
humana, no por poseer la grandeza según el mundo, sino por poseer las
cualidades de carácter delineadas en las bienaventuranzas.
La sal
sirve para preservar de la corrupción.
Los habitantes de la tierra son corruptos. Desde
luego, no se necesita texto bíblico para probar esto, pero véanse Rom_1:18-21;
Gál_5:19-21; Efe_4:17-19. Los discípulos de Cristo son preservadores que
impiden el proceso de la corrupción por medio de predicar el evangelio,
enseñando todo el consejo de Dios (Hch_20:20; Hch_20:27), y demostrando la
enseñanza en sus propias vidas. Los discípulos de Cristo tienen influencia
salvadora. Los santos son la "conciencia" para la gente que les
conozca. Les enseña y les pone un buen ejemplo de la enseñanza. Esta influencia
doble (la enseñanza y la enseñanza ejemplificada) es la sal de la tierra.
La sal obra
silenciosamente, como la levadura, Mat_13:33. No es ruidosa. Jesús no inició
revoluciones ni participó en marchas políticas. Mat_12:19, "No contenderá,
ni voceará, ni nadie oirá en las calles su voz". No era revolucionario en
el sentido común de la palabra. No buscaba medios sensacionales para ganarse el
favor de la gente. Sus discípulos siguen su ejemplo al evitar tales tácticas.
La sal tiene que ser aplicada. Los que viven en monasterios y conventos no
preservarán al mundo de corrupción. Los discípulos tienen que estar asociados
con los del mundo para que la sal obre. Desde luego, es importante que los
discípulos influyan en los del mundo, sin caer bajo la influencia del
mundo. Los discípulos deben influir en los del mundo sin ser influenciados por
el mundo. La sal da su sabor a la
carne. Cuando la carne da su sabor a la sal, ¡qué horrible sabor
tiene la sal! Tampoco puede la iglesia
influir debidamente en el mundo si se limitan sus actividades a las cuatro
paredes del sitio de reunión.
Algunos comentaristas dicen que esta figura
significa que lo son la sal de la tierra en el sentido de "dar sabor al
mundo" y hace menos aburrida la vida, etc., pero en esta figura el
mundo no come la sal, sino que la sal se aplica al mundo (la
"carne") para preservarlo de la corrupción. Sí da su sabor a la carne
en ese sentido. Pero no "da su sabor" en el sentido de echar sal a la
comida para dar gusto al que coma. La Biblia de las Américas dice "si la
sal se ha vuelto insípida", pero la palabra "insípida" no da
importancia al "sabor" para el gusto, sino que, más bien, significa
que la sal pierde su calidad de sal, y por lo tanto, pierde su
eficacia para salar. "La sal de la tierra" sí da gusto a los que
se convierten de su maldad para que ellos también lleguen a ser "la sal de
la tierra".
Para ser la sal de la tierra hay dos requisitos
indispensables.
Los discípulos
deben poseer las cualidades de carácter enseñadas en las bienaventuranzas, y
reflejarlas llevando vidas fieles. 1Ti_4:12;
1Pe_3:1-4; 1Pe_5:2-3. 2Pe_1:4, los discípulos de Cristo han "huido de la
corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia", y deben
tener una fuerte influencia sobre los que todavía están en el mundo, para que
éstos también puedan escapar del lazo del diablo. Col_4:6, "Sea vuestra
palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo
debéis responder a cada uno". No solamente la palabra sino toda nuestra
conducta debe ser sazonada con sal. Tit_1:16, "Profesan conocer a Dios,
pero con los hechos lo niegan". Los tales no son "sal". 2Ti_3:5,
"que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella".
La "apariencia" no sirve para preservar de la corrupción. Los
miembros infieles no son sal. Los miembros mundanos, indiferentes,
sectarios y desobligados no son sal. Los miembros que están mal en su
matrimonio (por hacer caso omiso de Mat_5:32; Mat_19:9) no son sal.
Los discípulos deben predicar el evangelio puro. Algún evangelio corrupto no
salva a nadie, no preserva de corrupción. Gál_1:6-9; 1Ts_5:21; 1Jn_4:1-2.
Siempre ha habido apostasías. Los apóstoles tuvieron que combatir muchas
enseñanzas falsas (por ejemplo, el error de los judaizantes, y el de los
gnósticos). Estos errores causaron división en la iglesia. Hoy en día es
necesario combatir el error: el institucionalismo, la centralización, el
evangelio social, y otras tendencias
sectarias. Por lo tanto, nos urge predicar "todo el consejo de Dios"
para salvar y edificar almas y para preservarlas de la corrupción de doctrinas
falsas 2Ti_4:2, "que prediques la palabra; que instes a tiempo, y fuera de
tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina".
Haciendo esto los discípulos de Cristo son la sal de la tierra. Muchos
sectarios y hasta hermanos creen que la iglesia debe ser el azúcar del mundo. Quieren dar pura
miel a la gente perdida, pero el mundo corrupto no necesita azúcar, sino la
"sal" del evangelio puro.
"Si
la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada?"
La sal perderá su eficacia, su carácter distintivo:
(1) si los que profesan ser discípulos de Cristo
no poseen en realidad las características enseñadas en las bienaventuranzas, y
(2) si no enseñan diligentemente la sana doctrina, no adulterada (2Co_2:17;
2Co_4:2; 1Pe_2:2).
Es
indispensable que todo miembro de la iglesia entienda que la mera profesión de
ser cristiano o de ser miembro de la iglesia de Cristo no basta (Mat_7:21). El
miembro que pierda su capacidad para salar es inútil, inservible. Es sal
sólo de nombre. ¡Es "sal" que no puede salar!
La "sal" que no es sal no preserva de
corrupción, y "no sirve más para nada, sino para ser echada fuera y
hollada por los hombres". Es arrojada al camino para ser pisoteada por la
gente. Luc_14:34-35. Tales personas son despreciadas por los hombres mundanos,
los cuales se hunden más en corrupción por falta de esa "sal" que
tanto necesitan.
Así es el cuadro pintado por Jesús de un
"evangelio insípido" y de "cristianos insípidos". Son totalmente inútiles. No
valen nada. No sirven para nada. Lo triste es que los miembros de la iglesia
pueden llegar a ser "insípidos" sin darse cuenta:
(1). Como Sansón (Jue_16:20) creen que tienen
fuerza, y no saben que Dios ya se apartó de ellos.
(2). Como
la iglesia de Efeso, no saben que están en peligro de perder su
"candelero" (su identidad como iglesia de Cristo), Apo_2:5.
(3). Como dice el borracho, "Me azotaron,
mas no lo sentí" (Pro_23:35), así son los miembros que ni oyen los
reproches de los mundanos que hacen burla de ellos. ¡Qué tropiezo para la obra
de Cristo son los miembros "inútiles"!
"¿Con
qué será salada?"
No hay
substituto. No hay otra cosa que pueda hacer lo que la sal hace. La sal
espiritual no tiene substituto. Que todo hermano piense seriamente en esta
verdad solemne: ¡No hay otra cosa que la substituya! La fidelidad de los
discípulos de Cristo es la única esperanza del mundo.
El
mundo está perdido, y su única esperanza es el evangelio, el evangelio
predicado y el evangelio vivido
por los verdaderos discípulos de Cristo. Pero no hay otra sal, no hay otra cosa
que preserve del error y de la maldad. Si la iglesia no es fiel, el mundo
estará sin esperanza.
Gén 6-9
describe el diluvio que Dios envió porque el mundo era totalmente corrupto.
Gén 19 describe el fuego y azufre que Dios envió
sobre Sodoma y Gomorra porque eran totalmente corruptos.
Dios envió
a Josué y los ejércitos de Israel a Canaán para destruir aquellas naciones que
se entregaban a las abominaciones de la idolatría. Ahora otra vez el
mundo está en gran peligro, porque está lleno de toda forma de disolución.
Los perversos matan actualmente millones de infantes (el "aborto"),
afirmando que la mujer debe tener control sobre su propio cuerpo (rehusan
admitir que el bebé es otra persona); los homosexuales ya perdieron todo
sentimiento de vergüenza y con todo valor demandan sus "derechos";
los humanistas ya se han apoderado de las escuelas, denunciando a Dios y la
Biblia para enseñar la evolución, la "educación sexual" y toda forma
de depravación. ¿Cuándo llegará "el colmo de maldad" (Gén_15:16) para
atraer la furia de la ira de Dios? "Porque dondequiera que estuviere el
cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas" (Mat_24:28); es decir, la
nación corrupta atrae su ruina y asolamiento. Si Dios no destruyera una
nación moderna entregada a la homosexualidad, tendría que pedir perdón a Sodoma
y Gomorra. Por lo tanto, el mundo corrupto necesita urgentemente de la sal,
y los cristianos son la única esperanza del mundo, porque aparte del
evangelio y el ejemplo de los cristianos, el mundo no puede ser salado para
evitar la corrupción total.
Aquí hay dos cosas de suprema importancia.
(i) La gente tiene que ver nuestras buenas obras. En griego hay
dos palabras para bueno. Hay la palabra agathós, que simplemente
define la calidad de una cosa como buena; y hay la palabra kalós, que
quiere decir que una cosa es no sólo buena, sino también hermosa y atractiva.
La palabra que se usa aquí es kalós.
Las buenas obras del cristiano tienen que ser no sólo buenas, sino
también atractivas. Tiene que haber un cierto encanto en la bondad
cristiana. La tragedia de mucho de lo que se considera bueno es que tiene un
elemento de dureza y de frialdad y de austeridad. Hay una bondad que atrae, y
una bondad que repele. Hay un cierto encanto en la verdadera bondad cristiana
que la hace encantadora.
(ii) También tenemos que notar que nuestras buenas obras deben atraer
la atención, no a nosotros, sino a Dios. Este dicho de Jesús es una prohibición
total de lo que alguien ha llamado «bondad teatral.»
En una conferencia en la que estaba presente D. L. Moody había también
algunos jóvenes que tomaban su fe cristiana muy en serio. Una noche tuvieron
una vigilia de oración. Cuando llegaban de ella por la mañana se encontraron
con Moody, que les preguntó qué habían estado haciendo. Se lo dijeron, y
añadieron: «¡Señor Moody, vea cómo nos brilla el rostro!» Moody les contestó
muy cortésmente: «Moisés no sabía que le relucía el rostro.» La bondad que es
consciente, que llama la atención a sí misma, no es la bondad cristiana.
Uno de los historiadores antiguos escribió acerca de Enrique V después
de la batalla de Agincourt: «Tampoco permitió que se hicieran canciones ni que
las cantaran los juglares acerca de su gloriosa victoria; porque quería que
toda la alabanza y la gloria y la acción de gracias se Le dieran a Dios.»
El cristiano no piensa nunca en lo que él ha hecho, sino en lo que
Dios le ha capacitado para hacer. Nunca trata de atraer las miradas de la
gente, sino siempre en dirigirlas a Dios. Mientras las personas estén pensando
en las alabanzas, las gracias y el prestigio que obtendrán por lo que han
hecho, no han empezado todavía a recorrer el camino cristiano de veras.
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