2 Corintios 4; 17
Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce
un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación,
Porque esta leve... peso de gloria". ¿Cómo
pudo Pablo llamar "leve" la tribulación que sufría como apóstol de
Jesucristo?. La pudo llamar así solamente en comparación con el "eterno
peso de gloria que sobrepasa toda comparación" (Biblia de las Américas).
Era
"momentánea" esa tribulación que Pablo sufría, comparada con lo
"eterno" del peso de gloria que a todo cristiano fiel le espera.
Aquí expone Pablo
el secreto de la resistencia.
A lo
largo de toda la vida es inevitable que la fuerza física de la persona se vaya
desgastando; pero también a lo largo de toda la vida debe seguir creciendo y fortaleciéndose
el alma. Los sufrimientos que dejan a una persona con un cuerpo debilitado
puede que contribuyan a fortalecer los tendones de su alma. La oración del
poeta era: «Hazme crecer en simpatía como crezco en edad.» Desde el punto de
vista físico, la vida es un lento pero inevitable deslizamiento ladera abajo
hacia la muerte; pero, desde el punto de vista espiritual, la vida es una
constante escalada de la colina que conduce a la presencia de Dios. Nadie tiene
por qué temer a los años; porque le acercan, no a la muerte, sino a Dios.
Pablo
estaba convencido de que lo que tuviera que sufrir en este mundo sería
insignificante en comparación con la gloria que disfrutaría en el mundo
venidero. Estaba seguro de que Dios nunca quedaría en deuda con la humanidad.
Los sufrimientos de
la Tierra se olvidan en la gloria del Cielo.
Es un hecho
evidente que, en toda la historia evangélica, Jesús nunca predijo Su muerte sin
predecir al mismo tiempo Su Resurrección. El que sufra con Cristo compartirá Su
gloria. Dios ha comprometido Su honor en esta promesa.
Esta es
la razón por la que debemos fijar nuestra mirada, no en las cosas que se ven
sino en las que no se ven. Las cosas que se ven, las de este mundo, duran un
tiempo y dejan de ser; las cosas que no se ven, las del Cielo, permanecen para
siempre.
Hay dos formas de
considerar la vida. Podemos verla como un lento pero inexorable viaje cada vez
más lejos de Dios. Como cuando nace un niño, trae en la memoria los recuerdos
del Cielo, que va perdiendo paulatinamente a medida que va creciendo, y el
hombre acaba por estar tan encasillado en la Tierra que olvida el Cielo. Esa es
nuestra suerte cuando pensamos sólo en las cosas que se ven. Pero hay otra
manera de vivir. El autor de Hebreos decía de Moisés: «Se mantenía como
si viera al Que es invisible» (Heb_11:27).
Romanos 8:18
Pues considero que los sufrimientos
de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos
ha de ser revelada.
Pablo ha estado hablando de la gloria de la adopción en la familia de
Dios, y ahora vuelve al estado turbulento del mundo presente. Traza un gran
cuadro. Habla con visión poética. Ve a toda la naturaleza esperando la gloria
que será. Por el momento, la creación está sometida a la esclavitud de la
caducidad.
En el mundo se marchita la belleza y se aja el encanto; es un mundo
caduco, pero en espera de la liberación y la realización.
Para pintar este cuadro, Pablo estaba usando ideas que cualquier judío
podría reconocer y entender. Habla de la edad presente y de la gloria que se
manifestará. El pensamiento judío dividía la historia del tiempo en dos
secciones: la edad presente y la edad por venir. La edad presente era
totalmente mala, sometida al pecado, a la muerte y a la corrupción. Pero alguna
vez llegaría el Día del Señor. Sería un día de juicio en el que se sacudirían
hasta los mismos cimientos del mundo; pero de su ruina surgiría un nuevo mundo.
La renovación del mundo era uno de los grandes pensamientos judíos. El
Antiguo Testamento habla de
ella sin multiplicar o elaborar detalles: "He aquí que Yo crearé nuevos
cielos y nueva Tierra» Isa_65:17).
Pero en los días entre los dos Testamentos, cuando los judíos eran oprimidos,
esclavizados y perseguidos, soñaban con aquella nueva Tierra y con aquel mundo
renovado.
El sueño de un mundo renovado les era muy querido a los judíos. Pablo
lo sabía y aquí, por así decirlo, dota a la creación de sensibilidad. Concibe
la naturaleza esperando anhelante el día en que será quebrantado el dominio del
pecado, y la muerte y la corrupción habrán pasado, y vendrá la gloria de Dios.
Con un detalle de imaginación poética, dice que el estado de la naturaleza era
aún peor que el de los seres humanos; porque éstos habían pecado
deliberadamente; pero aquélla había sido sojuzgada involuntariamente.
Inconscientemente se había visto involucrada en las consecuencias del pecado
humano. «Maldita será la tierra por tu causa», dijo Dios a Adán después de la
caída (Gen_3:17). Y aquí Pablo,
con visión poética, contempla a la naturaleza esperando la liberación de la
muerte y de la corrupción que ha traído al mundo el pecado humano.
Si eso es verdad de la naturaleza, es todavía más verdad de la
humanidad; así es que Pablo pasa a considerar la ansiedad humana. En la
experiencia del Espíritu Santo los hombres tienen un anticipo, un primer plazo
de la gloria que ha de ser; ahora anhelan con todo el corazón la plena
realización del significado de su adopción en la familia de Dios. La
manifestación final de esa adopción será la redención del cuerpo. Pablo no
pensaba que la criatura humana en su estado de gloria sería un espíritu sin
cuerpo. En este mundo, el hombre es un cuerpo y un espíritu; en el mundo de la
gloria, el hombre será salvo en su totalidad. Pero su cuerpo ya no será la
víctima de la caducidad y el instrumento del pecado, sino un cuerpo espiritual
apto para la vida del hombre espiritual
No hay comentarios:
Publicar un comentario