Isaías 55; 6
Buscad a Yahvé mientras se deja encontrar, invocadlo
cuando está cerca.
Isaías
nos dice que clamemos al Señor mientras esté cerca.
Ante
la glorificación próxima de Israel, se anuncia un período de gracia y de
reconciliación. Puesto que Dios se apresta a inaugurar una era de justicia y
salvación para Sión, deben todos prepararse para acercarse a Él, ya que ofrece
la gracia y el perdón. Desaprovechar la ocasión es llegar demasiado tarde.
Yahvé está ahora cerca, y es preciso aprovecharse de su presencia. Es el
tiempo propicio para la salvación; por eso deben obviarse todos los obstáculos
que puedan oponerse a esa efusión del perdón divino: los impíos deben
dejar sus caminos. Dios
no planea apartarse de nosotros, pero a menudo somos nosotros los que nos
apartamos o construimos una barrera entre ambos. No espere hasta que se haya
apartado de Dios para buscarlo. Es probable que más tarde en la vida nos
resulte mucho más difícil volvernos a Él. O a lo mejor Dios venga a juzgar la
tierra antes de que usted decida volverse a Él. Busque a Dios ahora, mientras
pueda, antes de que sea demasiado tarde.
Aquí hay una oferta graciosa de perdón y paz, y de
toda felicidad. No será en vano buscar a Dios; ahora su palabra nos está
llamando y su Espíritu lucha con nosotros. Pero hay un día por venir en que no
será hallado. Puede llegar un tiempo así en esta vida; seguro es que la puerta
será cerrada en la muerte y el juicio. No sólo debe haber un cambio del camino,
sino un cambio de la mente. Debemos cambiar nuestros juicios sobre las personas
y las cosas. No es suficiente romper y dejar las malas costumbres, sino tenemos
que luchar contra los malos pensamientos. Arrepentirse es volver a nuestro
Señor, contra el cual nos rebelamos. Si lo hacemos así, Dios se multiplicará
para perdonar como nosotros nos hemos multiplicado para ofender. Pero que nadie
juegue con esta abundante misericordia ni la use como ocasión para pecar. El
pensamiento de los hombres acerca del pecado, de Cristo y de la santidad, sobre
este mundo y el otro, difieren vastamente de los de Dios; pero en nada difieren
más que en materia de perdón. Nosotros perdonamos y no podemos olvidar; cuando perdona
el pecado Dios no lo recuerda más.
¡Maranata!¡Ven
pronto mi Señor Jesús!
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