} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 22 Agosto: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia.

miércoles, 22 de agosto de 2018

22 Agosto: Estudiando la Palabra de Dios en la Biblia.




Éxodo 22; 22 A la viuda y al huérfano no afligiréis

Afligir equivale a tratar desconsideradamente. El código de la ley hebrea se caracteriza por su justicia hacia el pobre y el menos afortunado. Dios insistía que el pobre y el indefenso fueran tratados muy bien y se les diera la oportunidad de restaurar sus fortunas. Debemos reflejar la preocupación de Dios por el pobre y ayudar a aquellos menos afortunados que nosotros.
Yahvé  se preocupaba por los más débiles de la sociedad. Al afligir a las viudas y a los huérfanos, el castigo divino caería de la misma manera sobre los culpables; aquellos que afligieran a los débiles dejarían viudas a sus mujeres y huérfanos a sus hijos. La ley se dirigía al pueblo, y la pena era más bien colectiva que individual.

Éxodo 22; 26-27
Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque es su único abrigo; es el vestido para su cuerpo. ¿En qué otra cosa dormirá? Y será que cuando él clame a mí, yo le oiré, porque soy clemente.

¿Por qué la ley insistía en regresar el vestido de una persona antes que llegara la noche? Las túnicas eran una de las posesiones más valiosas de los israelitas. Hacer ropa era difícil y consumía mucho tiempo. Como resultado, las túnicas eran caras. La mayoría de la gente sólo poseía una. La túnica era usada como manta, un saco para cargar cosas, un lugar para sentarse, una garantía para una deuda y, por supuesto, como ropa.
El deber del rico era prestar al pobre, aunque usualmente sin interés. Podía exigir alguna garantía, pero sin causar sufrimiento al necesitado.
Contra esta gran plaga de la usura en la antigüedad, el legislador hebreo proclama que ha de prestarse al pobre sin interés pecuniario. Conviene advertir que, a diferencia de nuestros días, en que los hombres de negocios y los Estados contraen empréstitos para emprender obras productivas, en los tiempos pasados eran los pobres los que acudían al usurero para atender a sus necesidades del momento, con lo que aumentaban su miseria. Los profetas atestiguan que, a pesar de la Ley, el préstamo usurario era frecuente en Israel, y una página histórica de Nehemías nos hace ver hasta qué extremo gravaba la usura al pobre pueblo, que, obligado por la necesidad, acudía al usurero sin entrañas41. Pero tal vez pudiéramos sacar de esta ley que lo mejor es enemigo de lo bueno. El que presta a un pobre, corre el riesgo de perder lo prestado, y esta consideración sería una razón que movería a no prestar, y entonces el pobre quedaría en peor condición. El capital prestado se podía asegurar con alguna prenda, una especie de hipoteca que garantiza el capital, pero aquí se ponen cortapisas elementales a este derecho, en cuanto que no se ha de privar al pobre de sus necesidades primarias como el vestirse. Por eso, si el prestamista tiene en prenda el manto del pobre, debe devolvérselo antes de la noche, para que pueda defenderse del relente. El profeta Amos se indigna contra los ricos que hacen caso omiso de esta prescripción de humanitarismo elemental.
         En el código de Hammurabi se regula el préstamo a interés, fijando tasas y amenazando con la pena de la pérdida de lo prestado al que exigiera mayores intereses
 ¡Maranata!¡Ven pronto mi Señor Jesús!

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