Isaías
40;31
pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas;
levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no
se fatigarán.
Isaías describe el poder de Dios para crear, su
provisión y su presencia para ayudar. Dios es omnipotente y todopoderoso; pero
aun así, cuida de cada uno de nosotros en forma personal. Ninguna persona ni
cosa puede compararse a Dios. Definimos a Dios lo mejor que podemos con nuestro
conocimiento y lenguaje escasos, pero solo limitamos nuestro entendimiento de
Él y su poder cuando lo comparamos con lo que experimentamos en la tierra.
¿Cuál es su concepto de Dios, sobre todo como se reveló en su Hijo, Jesucristo?
No limite la obra de Dios en su vida al subestimarlo. Aun la gente más fuerte
se cansa por momentos, pero el poder y la fuerza de Dios nunca disminuyen.
Nunca está demasiado cansado ni ocupado para ayudarnos o escucharnos. Su fuerza
es nuestra fuente de fortaleza. Cuando sienta que todo en la vida lo aplasta y
no pueda dar un paso más, recuerde que puede clamar a Dios para que renueve su
fuerza.
Una comprensión adecuada de la intervención de
Dios en la vida solamente se obtiene conociendo sus pensamientos y sus caminos.
Aquí se llama a ser pacientes. Los que
esperan a Jehová: Significa continuar viviendo con la firme esperanza de
que el Señor establecerá su reino cuando llegue el momento; Dios se enfrentará
al mal. Tal actitud interior le da a uno nuevas fuerzas para levantarse y proseguir adelante con vigor.
Esperar en Jehová es saber que su fuerza
prometida nos ayuda a levantarnos por encima de las confusiones y dificultades
de la vida. Significa también confiar en Dios. Esto nos ayuda a estar
preparados para cuando El nos hable. Entonces seremos pacientes cuando nos pida
que esperemos el cumplimiento de las promesas que se encuentran en su Palabra.
Donde Dios ha empezado la obra de gracia, la
perfeccionará. Él ayuda a los que, en humilde dependencia de Él, se ayudan a sí
mismos. Su fuerza será según el día. En el poder de la gracia divina nuestras
almas ascenderán por sobre el mundo. Correrán alegremente por el camino de los
mandamientos de Dios. Velemos contra el descreimiento, el orgullo y la
confianza en uno mismo. Si vamos adelante por nuestra propia fuerza,
desmayaremos y caeremos totalmente; pero teniendo nuestros corazones y
esperanzas en el cielo, seremos llevados por sobre todas las dificultades y
seremos dotados para echar mano del premio de nuestra alta vocación en Cristo Jesús.
¡Maranata! ¡Ven pronto mi Señor Jesús!
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