} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 31 Julio: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.

martes, 31 de julio de 2018

31 Julio: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.




Filipenses 2; 5-11

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,

   el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
   sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
   y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
   Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,
   para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;
   y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.



En muchos sentidos este es el pasaje más importante y conmovedor que Pablo escribió en todas sus cartas acerca de Jesús. Contiene uno de sus pensamientos favoritos. Su esencia se encuentra en la sencilla afirmación que hizo Pablo escribiendo a los corintios: Que Jesús, aunque era rico, por amor a nosotros se hizo pobre (2Co_8:9 ). Aquí esa misma idea se expresa en una plenitud sin paralelo. Pablo está exhortando a los Filipenses a que vivan en armonía, a que dejen a un lado sus discordias, a que se despojen de sus ambiciones personales y de su orgullo y de su deseo de sobresalir, y a que tengan en su corazón aquel deseo humilde, generoso, de servir que fue también la esencia de la vida de Jesús. Su exhortación final y suprema consiste en señalar al ejemplo de Cristo.
Este es un pasaje que debemos tratar de comprender plenamente, por lo mucho que contiene para despertarnos la mente a la meditación y el corazón a la adoración. Con este fin miraremos detenidamente algunas de sus palabras originales.
El griego es una lengua considerablemente más rica que el español. Muchas veces, cuando en español no tenemos más que una palabra para expresar una idea, en griego tenemos varias. En cierto sentido estas palabras son sinónimas; pero, como nos dicen los lingüistas, no existen en ninguna lengua palabras que quieran decir exactamente lo mismo y que se puedan usar indistintamente en todos los contextos. Eso es especialmente cierto en este pasaje. Cada una de las palabras que escogió Pablo meticulosamente nos muestran dos cosas: la realidad de la humanidad y la realidad de la divinidad de Jesucristo
  Siendo en forma de Dios - Él era por naturaleza en la misma forma de Dios. Dos palabras se escogieron cuidadosamente para mostrar la inalterable divinidad de Jesucristo. La palabra que la Reina-Valera traduce por siendo pertenece al verbo griego hypárjein, que no es la palabra corriente para ser. Describe lo que es una persona en su propia esencia y que no puede cambiarse. Describe esa parte de una persona que, en cualesquiera circunstancias, permanece inmutable. Así es que Pablo empieza diciendo que Jesús era esencial e inmutablemente Dios.
Luego pasa a decir que Jesús era en la forma de Dios. Hay dos palabras griegas para forma: morfé y sjéma. Tenemos que traducir las dos por forma porque no tenemos otro equivalente en español; pero no quieren decir la misma cosa. Morfé es la forma esencial que nunca cambia; sjéma es la fonna exterior que cambia con el tiempo y las circunstancias. Por ejemplo: la morfé de cualquier, ser humano es su humanidad, y eso no cambia; pero su sjéma está cambiando constantemente. Un bebé, un niño, un chico, un joven, un hombre adulto, un anciano siempre tienen la morfé de la humanidad; pero su sjéma exterior está cambiando todo el tiempo. Las rosas, los tulipanes, los crisantemos, las dalias, etc., tienen todas en común la morfé de flores; pero su sjéma es diferente. La aspirina y la penicilina tienen una morfé común de medicinas; pero tienen una sjéma diferente. La morfé no cambia nunca; la sjéma sí, continuamente. La palabra que usa Pablo para decir que Jesús es en la forma de Dios es morfé; es decir: Su esencia inalterable es la divinidad. Aunque Su sjéma exterior cambiara, seguía siendo de esencia divina.
Jesús no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse (Antigua versión: no tuvo por usurpación ser igual a Dios) - no consideró el existir en igualdad con Dios como algo a lo que tenía que aferrarse. La palabra para usurpación (rapiña en la Biblia del Oso), que hemos traducido por cosa a que aferrarse es harpagmós, que procede de un verbo que quiere decir agarrar, arrebatar. La frase puede querer decir una de dos cosas, que coinciden en el fondo. (a) Puede querer decir que Jesús no tuvo necesidad de arrebatar la igualdad con Dios, como trató de hacer el primer Adán, porque la tenía por naturaleza. (b) Puede querer decir que no Se aferró a la igualdad con Dios, como reteniéndola celosamente para Sí, sino se despojó de ella voluntariamente por amor a la humanidad. Comoquiera que lo tomemos, hace hincapié en la divinidad esencial de Jesús.
  Se despojó a Sí mismo (Antigua versión: se anonadó a sí mismo) - Se vació de Sí mismo. El verbo griego kenún quiere decir literalmente vaciar. Se puede usar de sacar el contenido de un contenedor hasta dejarlo vacío, o de derramar su contenido hasta que no queda nada dentro. Aquí usa. Pablo la palabra más gráfica posible para aclarar el sacrificio de la Encarnación. Jesús rindió de manera voluntaria la gloria de la divinidad para convertirse en un hombre. Se vació de Su divinidad para asumir Su humanidad. Es inútil preguntar cómo; no podemos más que permanecer henchidos de santo temor al contemplar por la fe al Que es Dios todopoderoso hambriento y cansado y en lágrimas. Aquí, en un último esfuerzo del lenguaje humano, se atesora la verdad salvadora de que el Que era rico Se hizo pobre por amor a nosotros.
Tomó la forma de siervo - asumió la forma de un esclavo. La palabra que usa Pablo aquí es otra vez morfé, que ya hemos visto que quiere decir la forma esencial. Pablo quiere decir que cuando Jesús Se hizo hombre no se limitó a representar un papel, sino la pura realidad. No fue como los dioses griegos, que a veces, según la mitología, se presentaban como hombres pero guardaban sus privilegios divinos. Jesús se hizo hombre de veras. Pero hay algo más aquí. Se hizo semejante a los hombres - haciéndose en todo como los hombres. La palabra que la Reina-Valera traduce por se hizo y nosotros por haciéndose es una parte del verbo griego guínesthai. Este verbo describe un estado que no es permanente. La idea es la de llegar a ser, hacerse, y describe una fase de cambio que es totalmente real, pero que pasa. Es decir: la condición humana de Jesús no era un estado Suyo permanente; fue absolutamente real, pero transitorio.
  Hallándose en la condición de hombre - Vino con una apariencia humana que todos podían reconocer. Pablo insiste en lo mismo. La palabra que la versión Reina-Valera traduce por condición, y que nosotros hemos traducido por apariencia es sjéma, que ya hemos visto que es una forma que cambia.
Los versículos 6-8 forman un pasaje muy breve; pero no hay otro pasaje en el Nuevo Testamento que nos presente la absoluta realidad de la divinidad y de la humanidad de Jesús de una manera tan conmovedora, ni de una manera tan viva el sacrificio que Él hizo cuando se despojó de Su divinidad y asumió Su humanidad. Cómo sucedió, no lo podemos decir; pero es el misterio de un amor tan grande que, aunque no lo podamos comprender plenamente, podemos experimentarlo benditamente, y adorarlo.

Debemos tener presente siempre que cuando Pablo pensaba y hablaba acerca de Jesús, su interés y su intención no eran nunca primordialmente intelectuales o especulativos, sino siempre prácticos. Para él la teología y la acción siempre iban juntas. Todo sistema de pensamiento debe convertirse por necesidad en una manera de vivir. En muchos sentidos este pasaje es uno de los vuelos más altos del pensamiento teológico del Nuevo Testamento; pero su intención era persuadir a los Filipenses para que vivieran una vida en la que la desunión, la discordia y la ambición personal no tuvieran lugar.
Así es que Pablo dice de Jesús que Se humilló a Sí mismo y Se hizo obediente hasta la muerte, hasta la muerte de cruz. La gran característica de la vida de Jesús fue la humildad, la obediencia y la renuncia a Sí mismo. No deseaba dominar a los hombres, sino servir a los hombres; no deseaba seguir Su propio camino, sino el de Dios; no deseaba exaltarse a Sí mismo, sino renunciar a toda Su gloria por amor a los hombres. Una y otra vez el Nuevo Testamento se muestra seguro de que es solamente el que se humilla el que será exaltado (Mat_23:12 ; Luc_14:11 ; Luc_18:14 ). Si la humildad, la obediencia y la autorrenuncia fueron las características supremas de la vida de Jesús, también deben ser las señales características del cristiano. El egoísmo, el buscar para uno mismo y el alardear de lo propio destruyen nuestra semejanza con El y nuestra relación con nuestros semejantes.
Pero la autorrenuncia de Jesucristo le condujo a una gloria aún mayor. Le aseguró que algún día, más tarde o más temprano, todas las criaturas del universo en el Cielo y en la Tierra y hasta en el infierno Le adorarán. Hay que fijarse con cuidado de dónde llega esa adoración. Viene del amor. Jesús Se ganó los corazones de las personas, no apabullándolas con manifestaciones de poder, sino mostrándoles un amor que no pudieron resistir. A la vista de esta Persona que Se despojó de Su gloria por los hombres y los amó hasta el punto de morir por ellos en la Cruz, los corazones humanos se derriten y se les quebranta toda resistencia. Cuando adoran a Jesucristo, caen a Sus pies maravillados de amor. No dicen: " No puedo resistir un poder semejante;» sino, con el himno: «Amor tan maravilloso, tan divino, demanda mi vida, mi alma, mi todo.» La adoración se basa, no en el temor, sino en el amor.
Además, Pablo dice que, como consecuencia de su amor sacrificial, Dios Le dio a Jesús el nombre que está por encima de todos los nombres. Una de las ideas características de la Biblia es que se da un nombre nuevo para señalar una etapa nueva en la vida de una persona. Abram fue llamado Abraham cuando recibió la promesa de Dios (Gen_17:5 ). Jacob pasó a llamarse Israel cuando Dios inició una nueva relación con él (Gen_32:28 ). La promesa del Cristo Resucitado tanto a Pérgamo como a Filadelfia es la de un nuevo nombre (Apoc_2:17 ; Apoc_3:12 ).
Entonces, ¿cuál es el nuevo nombre que Dios Le dio a Jesucristo? No podemos estar del todo seguros de lo que Pablo tenía en mente, pero lo más probable es que el nombre nuevo fuera Señor.
El gran título por el que se conocía a Jesús en la Iglesia Primitiva era Kyrios, Señor, que tiene una historia iluminadora.
(i) Empezó significando amo o propietario.
(ii) Se tomó como el título oficial de los emperadores Romanos.
(iii) Llegó a ser el título que se daba a los dioses paganos. Fue la traducción que dieron los judíos al tetragrámaton Jehová en la traducción al griego de sus Sagradas Escrituras. Así que, cuando los cristianos llamaban a Jesús Kyrios, Señor, Le reconocían como el Dueño y Propietario del universo; era el Rey de reyes y el Señor de señores, Rey y Señor por encima de toda realeza y señorío; Señor ante Quien los dioses paganos no eran más que ídolos mudos e impotentes. No era nada menos que divino.

¡Maranata! ¡Ven pronto mi Señor Jesús!

No hay comentarios:

Publicar un comentario