} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: 30 Julio: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.

lunes, 30 de julio de 2018

30 Julio: Meditando la Palabra de Dios en la Biblia.




 Mateo 18; 3
y Jesús dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos

Los discípulos Le preguntaron a Jesús quién era el más grande en el Reino del Cielo. Jesús percibiendo los pensamientos de sus corazones, llamando Jesús a un niño (lo opuesto de los dignatarios que los apóstoles querían llegar a ser),  y dijo que a menos que ellos se volvieran y llegaran a ser como ese niño, no entrarían en el Reino de ninguna manera. Porque hacerse como niños significa humillarse y los que no quieren humillarse y someterse a la voluntad de Cristo no entrarán en el reino.  No solamente no seréis grandes en el reino, ni siquiera entraréis en el reino. No hay “cristianos humildes” como si hubiera otros cristianos no humildes. Todo cristiano es humilde, pues si alguno no es humilde, no es cristiano.

La pregunta de los discípulos era: «¿Quién será -el más grande en el Reino del Cielo?» Y el mismo hecho de que hicieran esa pregunta mostraba que no tenían ni idea de lo que era el Reino del Cielo. Jesús dijo: "A menos que os volváis.» Estaba advirtiéndoles que iban en un sentido totalmente equivocado, alejándose en lugar de acercarse al Reino del Cielo. En la vida, todo depende de lo que una persona se proponga; si su meta es el cumplimiento de una ambición personal, la adquisición de poder personal, el disfrutar de prestigio personal, la exaltación del yo, se está proponiendo lo contrario del Reino del Cielo; porque ser ciudadano del Reino quiere decir olvidarse completamente de uno mismo, borrar el yo, consumir el yo en una vida que se propone el servicio y no el poder. Mientras uno considere su persona como la cosa más importante del mundo, está de espaldas al Reino; si quiere alcanzar el Reino debe darse la vuelta y encaminarse en sentido opuesto.
Un niño tiene muchas cualidades encantadoras: la capacidad de maravillarse, hasta que llega a dar por sentada la maravilla del mundo; la capacidad de perdonar y olvidar, hasta cuando los mayores y aun sus padres le tratan injustamente, como sucede con tanta frecuencia; la inocencia, que,  lleva consigo el que un niño no tiene más que aprender, y no que desaprender; solo que hacer, no que deshacer. Sin duda Jesús estaba pensando en estas cosas; pero, con ser tan maravillosas, no eran las principales en Su mente. El niño tiene tres grandes cualidades que le hacen el símbolo de los ciudadanos del Reino.
(i) Lo primero y principal es la cualidad que es la clave de todo el pasaje: la humildad del niño. Un niño no quiere pretender; más bien prefiere pasar inadvertido. No desea ser prominente; prefiere más bien quedar en la sombra. Solo cuando ya va creciendo y empieza a iniciarse en un mundo competitivo, con su lucha feroz y competencia por premios y primeros lugares, es cuando deja atrás su humildad instintiva.
(ii) Tenemos la dependencia del niño. Para el niño, un estado de dependencia es completamente natural. Nunca cree que puede enfrentarse solo con la vida. Está contento con ser totalmente dependiente de los que le quieren y cuidan. Si aceptáramos el hecho de nuestra dependencia de Dios, entrarían en nuestras vidas una nueva fuerza y una nueva paz.
(iii) Está la confianza del niño. El niño es instintivamente dependiente, e instintivamente también confía en sus padres para la provisión de sus necesidades. Cuando éramos niños, no podíamos comprar nuestros alimentos ni nuestra ropa, ni mantener nuestra casa; sin embargo, nunca dudábamos de que podríamos vestirnos y alimentarnos, y que encontraríamos protección y calor y comodidad esperándonos cuando volviéramos a casa. Cuando éramos niños, salíamos de viaje sin dinero para pagar el billete, sin idea de cómo llegaríamos a nuestro destino; y sin embargo nunca se nos ocurría dudar de que nuestros padres nos llevaran y nos trajeran de vuelta a salvo.
La humildad de un niño es el modelo del comportamiento del cristiano con sus semejantes, y la dependencia y la confianza del niño son el ejemplo de la actitud del cristiano para con Dios, el Padre de todos.

1 Pedro 2; 2
 Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación,

Un bebé tiene gran deseo de alimentarse con la leche. ¡No hay que forzarle! Así debe ser todo cristiano hacia la alimentación y la nutrición de la Palabra de Dios. No solamente los hombres, sino las mujeres también, en la casa como en la congregación, deben siempre procurar alimentarse con la Palabra de Dios.
Aquí Pedro no implica que sus lectores eran conversos recientes. El punto es que, como el infante desea fuertemente la leche, así también nosotros, todos los cristianos, debemos tener ansias de saber más de la Biblia. Ningún cristiano se puede quedar como está, así es que Pedro exhorta a los suyos a romper con todo lo malo, y afirmar el corazón en todo lo que puede alimentar de veras la vida espiritual.


La leche literal nutre el cuerpo; la Palabra de Dios es "leche espiritual" porque se dirige a la razón, a la mente, al alma, al espíritu del hombre. Es leche espiritual. Pedro, al usar la figura de "leche", no hace contraste con lo que Pablo dice en Heb_5:12-14, al decir "leche" y "alimento sólido". Pedro nada más enfatiza el gran deseo que todo cristiano debe sentir hacia lo que le alimenta espiritualmente.
         La Palabra de Dios es pura, no contaminada ni adulterada. Por eso es saludable. Las doctrinas de los hombres (herejías), aunque reclaman basarse en las Sagradas Escrituras, las adulteran, porque añaden a ellas.   Pro_30:5-6; Apo_22:18-19  No es necesario instar al niño para que tome la leche; él llora si no se le da. Tal es el deseo fuerte, dice Pedro, que el cristiano debe tener con el fin de crecer (normalmente) en la vida cristiana.
Este alimento de la Palabra no está adulterado (ádolos). Es decir, no tiene ni la más ligera mezcla de nada malo. Ádolos es casi un término técnico para describir el grano totalmente limpio de polvo y paja, o cualquier cosa que lo pueda dañar. En toda sabiduría humana hay algo de mezcla de cosas inútiles o dañinas; sólo la Palabra de Dios es totalmente buena.

El cristiano debe anhelar esta leche de la Palabra; anhelar es epipothein, que es una palabra robusta. Es la que se usa para el ciervo que brama de sed por las corrientes de las aguas (Sal_42:1 ), o para el salmista que desea la Salvación del Señor (Sal_119:174 ). Para el sincero cristiano, el estudio de la Palabra de Dios no es un trabajo, sino un deleite, porque sabe que allí encontrará su corazón el alimento que anhela.
¡Maranata! ¡Ven pronto mi Señor Jesús!

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