Apocalipsis 3; 17
Ya que tú dices: ‘Soy rico; me he enriquecido y no tengo
ninguna necesidad’, y no sabes que tú eres desgraciado, miserable, pobre, ciego
y desnudo,
Esta iglesia reclamaba tener independencia y autosuficiencia. Este
espíritu carnal la cegó ("no sabes") a la realidad de su estado
verdadero. Habían sido engañados. Era una iglesia completamente empobrecida en
los valores espirituales. El materialismo fácilmente puede engañar al hombre,
aun al cristiano
Cristo espera que los hombres sean fervorosos.
¡Cuántos hay que profesan la doctrina del evangelio y no son fríos ni
calientes! Salvo que sean indiferentes en las cosas necesarias, y calientes y
fieros en los debates de cosas de menor importancia. Se promete un severo
castigo.
Ellos darán una falsa impresión del cristianismo
como si fuera una religión impía, mientras otros concluirán que no permite una
satisfacción real, de lo contrario sus profesantes no pondrían tan poco corazón
en ella, o no estarían tan dispuestos a buscar placer o felicidad en el mundo.
Una causa de esta indiferencia e incoherencia en
la fe cristiana es el orgullo y el engaño de sí mismo: “Porque dices”. ¡Qué
diferencia hay entre lo que ellos piensan de sí mismos y lo que Cristo piensa
de ellos! ¡Cuánto cuidado debemos tener para no engañar a nuestra propia alma!
En el infierno hay muchos que pensaron que iban bien adelantados en el camino
al cielo. Roguemos a Dios que no seamos entregados a halagarnos y engañarnos.
Los profesantes se enorgullecieron a medida que se ponían carnales y formales.
El estado de ellos era miserable de por sí. Eran pobres; realmente pobres
cuando decían y pensaban que eran ricos. No podían ver su estado, su camino ni
su peligro, pero pensaban que los veían. No tenían el manto de la justificación
ni de la santificación: estaban desnudos al pecado y a la vergüenza; la
justicia de ellos no era sino trapo de inmundicias; trapos que no los
cubrirían; trapos de inmundicia que los contaminaban. Estaban desnudos, sin
casa ni techo, porque estaban sin Dios, el Único en quien puede el alma hallar
reposo y seguridad.
Cristo aconsejó bien a esta gente pecadora.
Dichosos son los que aceptan su consejo, porque todos los que no los aceptan
deben perecer en sus pecados. Cristo les deja saber dónde pueden tener
verdaderas riquezas y cómo pueden tenerlas. Deben dejar algunas cosas, pero
nada de valor; y esto es sólo para dar lugar a recibir riquezas verdaderas.
Abandónese el pecado y la confianza en sí mismo, para que pueda ser llenado con
su tesoro oculto. Tienen que recibir de Cristo ese ropaje blanco que Él compró
y proveyó para ellos: Su propia justicia imputada para justificación, y las
vestiduras de la santidad y la santificación. Que ellos se entreguen a su
palabra y a su Espíritu, y sus ojos serán abiertos para que vean su camino y su
final. Examinémonos por la regla de su palabra y oremos con fervor por la
enseñanza de su Espíritu Santo para que quite nuestra soberbia, los prejuicios
y las concupiscencias carnales. Los pecadores debieran tomar las reprensiones
de la Palabra y de la vara de Dios como señales de su amor por sus almas.
Cristo quedó afuera; llama por los tratos de su providencia, las advertencias y
las enseñanzas de su Palabra y la obra de su Espíritu. Cristo, con su Palabra y
Espíritu, y por gracia, aún sigue viniendo a la puerta del corazón de los
pecadores. Los que le abran disfrutarán de su presencia. Si los que encuentre
sirven sólo para una pobre fiesta, lo que Él trae la hará rica. Él dará una
nueva provisión de gracia y consuelos.
En la conclusión se halla la promesa para el
creyente vencedor. El mismo Cristo tuvo tentaciones y conflictos; los venció a
todos y fue más que vencedor. Los que son como Cristo en sus pruebas, serán
hechos como Él en gloria.
Juan 7; 37
Pero en el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso
de pie y alzó la voz diciendo: —Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
Entre los deseos más fuertes del ser humano están
la sed (Apo_22:17), el hambre (Mat_5:6) y el descanso (Mat_11:28-30). Verdaderamente Jesús suple todas
nuestras necesidades.
Jn 4:14, "el que bebiere del agua que yo le daré,
no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de
agua que salte para vida eterna"; Isa_55:1,
"A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero,
venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y
leche"
"El
carácter gozoso en general de esta fiesta prorrumpía el último día en regocijos
ruidosos, particularmente en el momento solemne, cuando el sacerdote, como era
hecho todos los días de la fiesta, traía en vaso de oro agua del manantial de
Siloé, que brotaba bajo la montaña del templo, y solemnemente la vertía sobre
el altar. Entonces eran cantadas las palabras de Isa_12:3:
Sacaréis agua con gozo de las fuentes de la salud, y así la referencia
simbólica de este acto, fue expresada".
Jesús no es un tema que hay que discutir, sino Alguien a Quien hay que
conocer y amar. Si tenemos una opinión acerca de Él y otro tiene otra, eso no
importa con tal de que ambos Le conozcamos como nuestro Salvador y Le aceptemos
como nuestro Señor. Aunque expliquemos nuestra experiencia espiritual de
diferente manera, eso no debe dividirnos; porque lo importante es la
experiencia, y no la explicación que le demos.
¡Maranata! ¡Ven pronto mi Señor Jesús!
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