} EL CAMINO: LA SALVACIÓN ES POR FE EN JESUCRISTO: UN CAMBIO VERDADERO (4ª parte)

martes, 3 de julio de 2018

UN CAMBIO VERDADERO (4ª parte)



 ¿He sido convertido, me he convertido? ¿Que dice la Palabra de Dios en la Biblia?

   Todos los que son convertidos —y solamente aquellos que han sido convertidos— deberían unirse a una iglesia local. Cuando la iglesia está llena de cristianos, el Espíritu Santo llenará la iglesia con el fruto del crecimiento espiritual, una comunión verdadera y más.

En esta cuarta parte vamos a utilizar lo que hemos aprendido acerca de la conversión en los capítulos anteriores y veremos cómo la conversión impacta a la iglesia. Para lograr esto, vamos a mirar el retrato de la iglesia primitiva que Lucas nos da en Hechos 2.

 En el día de Pentecostés, el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles e hizo que hablaran en lenguas. En medio de esto, Pedro se levantó y proclamó el significado de estos eventos, culminando con su explicación de la muerte y resurrección de Jesús. Retomemos la historia con la respuesta de sus oyentes en el versículo 37:
37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
40 Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.
41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas.
42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
43 Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.
44 Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas;
45 y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos
según la necesidad de cada uno.
46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón,
47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos. (Hch. 2:37-47)

Como acabamos de ver, Pedro instó a sus oyentes a arrepentirse, bautizarse y ser salvos de «esta perversa generación».
  El arrepentimiento es darle la espalda al pecado e ir a Dios. Es cambiar toda nuestra postura acerca de la vida y pasar de gobernarnos a nosotros mismos a someternos al gobierno de Dios.
  El bautismo es una identificación pública con Jesucristo en su muerte, sepultura y resurrección, y como tal es una confesión pública de fe en él.
El bautismo también nos identifica con el pueblo de Dios, la iglesia, y supone una promesa de vivir en la comunión de la iglesia.
Por último, con «sed salvos de esta perversa generación» Pedro quiere decir que aquellos que le escuchan deben confiar en Cristo para ser librados de la ira de Dios, y también deben vivir vidas nuevas y santas, que sean distintas a las del mundo que les rodea.
Como hemos visto, este pasaje nos da una imagen de la conversión y de lo que la conversión significa para la iglesia.

Vemos que:
·       Todos los que fueron convertidos fueron añadidos a la iglesia.
·       Solo aquellos que eran convertidos fueron añadidos a la iglesia. Todos los que pertenecían a la iglesia se dedicaban a la enseñanza de los apóstoles, a cuidar de las necesidades de los santos, a la adoración y comunión colectivas, y a la evangelización.
 En estos versículos Pablo está hablando de toda la humanidad. Él dice que la ira de Dios se revela en contra de «los hombres» y sus descripciones parecen incluir a todas las personas en general.
  La actitud de Dios hacia la humanidad es ira. Dios es descrito entregando a las personas a su pecado, lo cual indica que en su ira Dios permite que las personas se hundan más profundamente en su pecado.
  Pablo dice que el poder eterno de Dios y su naturaleza divina pueden ser conocidas por todos debido a que están claramente reveladas en todo lo que Dios ha hecho.
  Deberíamos responder a este conocimiento honrando a Dios, dándole gracias, adorándole y sirviéndole.

En otras palabras, deberíamos responder a la revelación que Dios hace de sí mismo en su creación orientando toda nuestra vida en torno él, obedeciéndole en todo y adorándole y sometiéndonos a él como Señor.
 Las personas han suprimido la verdad de Dios, han rechazado actuar según ella se han vuelto necios al rechazarla, y la han cambiado por la idolatría, lo cual es una mentira.
  Como resultado de cambiar la verdad de Dios por una mentira, nuestras mentes se han vuelto vanas y necias y nuestros corazones han sido oscurecidos. Pablo también dice que nuestras mentes se han corrompido porque hemos rechazado el conocimiento de Dios.
  Un resumen básico de este pasaje sería que la humanidad es universalmente pecadora, y está completamente corrompida por el pecado en su mente y corazón. También está en un estado de rebelión en contra de Dios y, por tanto, Dios está airado con la humanidad.
     La idea básica es que la Biblia enseña que los seres humanos, lejos de ser fundamentalmente buenos, son por naturaleza completamente corruptos en sus mentes, corazones, voluntades y acciones.

 Al principio del pasaje en Hechos 9, Saulo está respirando amenazas de muerte en contra de los discípulos, y va de camino a Damasco con el propósito específico de perseguir a los cristianos.
  Mientras Saulo se aproximaba a Damasco, Jesús se le apareció y le dijo: ¿Por qué me persigues? Después de esto, Saulo cayó al suelo quedando ciego.
  Inicialmente Ananías no quería poner sus manos sobre Saulo debido a que sabía que Saulo perseguía a los cristianos, y había venido a Damasco con ese propósito. Esto demuestra que Saulo era conocido por los cristianos en toda la región como un perseguidor de la iglesia.
  Inmediatamente después de su conversión, Saulo comenzó a proclamar con denuedo que Jesús es el Cristo y el Hijo de Dios. Creció en fortaleza espiritual y ¡tenía comunión con los discípulos que iba a perseguir!
  Antes de que Saulo tuviera un encuentro con Jesús en el camino a Damasco, él no creía que Jesús fuese el Mesías, y ciertamente no creía que fuese el Hijo de Dios. Sin embargo, cuando Jesús confrontó a Saulo en el camino a Damasco, Saulo comprendió que Jesús es verdaderamente el Mesías de Israel, el divino Hijo de Dios, y que es por tanto el Señor que tiene autoridad sobre todo.

La conversión de Saulo es similar a la de todos los cristianos en que somos convertidos solo por un acto soberano y milagroso de Dios, del cual este es un ejemplo especialmente vívido. La conversión de Saulo también es similar a la de todos los cristianos en que todos los que han sido realmente convertidos producirán un fruto espiritual verdadero. Sus vidas cambiarán de manera evidente y demostrable, tal y como le sucedió a Saulo.
 La conversión de Saulo es diferente a la de otros cristianos en que:
·       Cristo se le apareció a Saulo personalmente, lo cual es algo totalmente único.
·       Saulo estaba específicamente comisionado para ser apóstol, lo cual, nuevamente, es algo único.
·       Saulo inmediatamente comenzó a predicar públicamente, lo cual es algo, cuando menos, raro.
·       Ningún ser humano le predicó el evangelio, ya que la aparición personal de Jesús a Saulo lo hizo innecesario. Hoy en día, una persona solo puede convertirse oyendo el evangelio predicado.
   Pablo dice que él solía ser un blasfemo, un perseguidor y un oponente insolente. Dice que había actuado en ignorancia e incredulidad. Se llama a sí mismo el primero de los pecadores.

 Pablo recibió misericordia de Cristo.
 La palabra fiel que Pablo nos da es que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores. Pablo dice que este mensaje merece plena aceptación; es decir, todas las personas deberían creerlo.
 Pablo recibió misericordia para que fuera un ejemplo de la paciencia perfecta de Cristo hacia todos aquellos que habrían de creer en Cristo después de él.
 El hecho de que Pablo sea un ejemplo para aquellos que habrían de creer significa que permanece como un modelo, un paradigma, de un pecador que recibió gracia y misericordia de Cristo. Si Pablo, un violento, insolente, blasfemo perseguidor de la iglesia, puede ser salvado por la gracia de Dios, entonces ciertamente todos los que le den la espalda a su pecado y confíen en Cristo pueden ser salvos. Esto nos enseña que cualquier persona puede experimentar el cambio verdadero que viene a través de la fe en Cristo.
 Pablo dice que algunos de nosotros, los cristianos, éramos sexualmente inmorales, idólatras, adúlteros, hombres que practicábamos la homosexualidad, ladrones, avaros, borrachos y maldicientes.
Éramos personas injustas que no iban a heredar el reino de Dios.

 Pablo dice que fuimos lavados, santificados, y justificados en el nombre del Señor Jesucristo.
Esto significa que a través de Cristo nuestros pecados fueron perdonados y fuimos considerados justos ante los ojos de Dios («justificados»). Además, fuimos limpiados de nuestras acciones impuras («lavados») y Dios nos dio nuevas naturalezas santas («santificados»). En otras palabras, nuestro estado ante Dios y nuestra naturaleza han sido totalmente transformados. Los que somos cristianos hemos sido cambiados de la manera más radical que uno puede imaginarse.
  «Es verdad que por nuestras propias fuerzas no podemos cambiar fundamentalmente porque todas las personas están esclavizadas al pecado. Sin embargo, a través del evangelio, Dios puede obrar un cambio sobrenatural, profundo y duradero, en las personas. Esto lo vemos en la Escritura, y lo vemos en las vidas de los que creen en Cristo hoy en día».


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