Todos los
que son convertidos —y solamente aquellos que han sido convertidos— deberían
unirse a una iglesia local. Cuando la iglesia está llena de cristianos, el
Espíritu Santo llenará la iglesia con el fruto del crecimiento espiritual, una
comunión verdadera y más.
En esta cuarta parte vamos a utilizar lo que hemos aprendido
acerca de la conversión en los capítulos anteriores y veremos cómo la
conversión impacta a la iglesia. Para lograr esto, vamos a mirar el retrato de
la iglesia primitiva que Lucas nos da en Hechos 2.
En el día de Pentecostés,
el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles e hizo que hablaran en lenguas.
En medio de esto, Pedro se levantó y proclamó el significado de estos eventos,
culminando con su explicación de la muerte y resurrección de Jesús. Retomemos
la historia con la respuesta de sus oyentes en el versículo 37:
37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y
a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros
en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del
Espíritu Santo.
39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y
para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.
40 Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba,
diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.
41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y
se añadieron aquel día como tres mil personas.
42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la
comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.
43 Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y
señales eran hechas por los apóstoles.
44 Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común
todas las cosas;
45 y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a
todos
según la necesidad de cada uno.
46 Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el
pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón,
47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el
Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos. (Hch. 2:37-47)
Como acabamos de ver, Pedro instó a sus oyentes a arrepentirse, bautizarse
y ser salvos de «esta perversa generación».
El arrepentimiento es
darle la espalda al pecado e ir a Dios. Es cambiar toda nuestra postura acerca
de la vida y pasar de gobernarnos a nosotros mismos a someternos al gobierno de
Dios.
El bautismo es
una identificación pública con Jesucristo en su muerte, sepultura y
resurrección, y como tal es una confesión pública de fe en él.
El bautismo también nos identifica con el pueblo de Dios, la
iglesia, y supone una promesa de vivir en la comunión de la iglesia.
Por último, con «sed salvos de esta perversa generación» Pedro
quiere decir que aquellos que le escuchan deben confiar en Cristo para ser
librados de la ira de Dios, y también deben vivir vidas nuevas y santas, que
sean distintas a las del mundo que les rodea.
Como hemos visto, este pasaje nos da una imagen de la conversión
y de lo que la conversión significa para la iglesia.
Vemos que:
· Todos los que fueron convertidos fueron añadidos a la iglesia.
· Solo aquellos
que eran convertidos fueron añadidos a la iglesia. Todos los que pertenecían a
la iglesia se dedicaban a la enseñanza de los apóstoles, a cuidar de las
necesidades de los santos, a la adoración y comunión colectivas, y a la
evangelización.
En estos
versículos Pablo está hablando de toda la humanidad. Él dice que la ira de Dios
se revela en contra de «los hombres» y sus descripciones parecen incluir a
todas las personas en general.
La actitud de Dios hacia la humanidad es ira.
Dios es descrito entregando a las personas a su pecado, lo cual indica que en
su ira Dios permite que las personas se hundan más profundamente en su pecado.
Pablo dice que el poder eterno de Dios y su
naturaleza divina pueden ser conocidas por todos debido a que están claramente
reveladas en todo lo que Dios ha hecho.
Deberíamos responder a este conocimiento
honrando a Dios, dándole gracias, adorándole y sirviéndole.
En otras palabras, deberíamos responder a la revelación que Dios
hace de sí mismo en su creación orientando toda nuestra vida en torno él, obedeciéndole
en todo y adorándole y sometiéndonos a él como Señor.
Las personas han suprimido
la verdad de Dios, han rechazado actuar según ella se han vuelto necios al
rechazarla, y la han cambiado por la idolatría, lo cual es una mentira.
Como resultado de cambiar la verdad de Dios
por una mentira, nuestras mentes se han vuelto vanas y necias y nuestros
corazones han sido oscurecidos. Pablo también dice que nuestras mentes se han corrompido
porque hemos rechazado el conocimiento de Dios.
Un resumen básico de este pasaje sería que la
humanidad es universalmente pecadora, y está completamente corrompida por el
pecado en su mente y corazón. También está en un estado de rebelión en contra
de Dios y, por tanto, Dios está airado con la humanidad.
La idea básica es que la Biblia enseña que los
seres humanos, lejos de ser fundamentalmente buenos, son por naturaleza completamente
corruptos en sus mentes, corazones, voluntades y acciones.
Al principio del pasaje en Hechos 9, Saulo está respirando amenazas de muerte en contra de los discípulos, y va de
camino a Damasco con el propósito específico de perseguir a los cristianos.
Mientras Saulo se aproximaba a Damasco, Jesús
se le apareció y le dijo: ¿Por qué me persigues? Después de esto, Saulo cayó al
suelo quedando ciego.
Inicialmente Ananías no quería poner sus manos
sobre Saulo debido a que sabía que Saulo perseguía a los cristianos, y había
venido a Damasco con ese propósito. Esto demuestra que Saulo era conocido por los
cristianos en toda la región como un perseguidor de la iglesia.
Inmediatamente después de su conversión, Saulo
comenzó a proclamar con denuedo que Jesús es el Cristo y el Hijo de Dios.
Creció en fortaleza espiritual y ¡tenía comunión con los discípulos que iba a
perseguir!
Antes de que Saulo tuviera un encuentro con
Jesús en el camino a Damasco, él no creía que Jesús fuese el Mesías, y ciertamente
no creía que fuese el Hijo de Dios. Sin embargo, cuando Jesús confrontó a Saulo
en el camino a Damasco, Saulo comprendió que Jesús es verdaderamente el Mesías
de Israel, el divino Hijo de Dios, y que es por tanto el Señor que tiene
autoridad sobre todo.
La conversión de Saulo es similar a la de todos los cristianos
en que somos convertidos solo por un acto soberano y milagroso de Dios, del
cual este es un ejemplo especialmente vívido. La conversión de Saulo también es
similar a la de todos los cristianos en que todos los que han sido realmente
convertidos producirán un fruto espiritual verdadero. Sus vidas cambiarán de
manera evidente y demostrable, tal y como le sucedió a Saulo.
La conversión de Saulo es
diferente a la de otros cristianos en que:
· Cristo se le apareció a Saulo personalmente, lo cual es algo
totalmente único.
· Saulo estaba específicamente comisionado para ser apóstol, lo cual,
nuevamente, es algo único.
· Saulo inmediatamente comenzó a predicar públicamente, lo cual es
algo, cuando menos, raro.
· Ningún ser humano le predicó el evangelio, ya que la aparición
personal de Jesús a Saulo lo hizo innecesario. Hoy en día, una persona solo
puede convertirse oyendo el evangelio predicado.
Pablo dice que él solía ser un blasfemo, un
perseguidor y un oponente insolente. Dice que había actuado en ignorancia e
incredulidad. Se llama a sí mismo el primero de los pecadores.
Pablo recibió misericordia de Cristo.
La palabra fiel que Pablo
nos da es que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores. Pablo dice
que este mensaje merece plena aceptación; es decir, todas las personas deberían
creerlo.
Pablo recibió misericordia
para que fuera un ejemplo de la paciencia perfecta de Cristo hacia todos aquellos
que habrían de creer en Cristo después de él.
El hecho de que Pablo sea
un ejemplo para aquellos que habrían de creer significa que permanece como un
modelo, un paradigma, de un pecador que recibió gracia y misericordia de
Cristo. Si Pablo, un violento, insolente, blasfemo perseguidor de la iglesia, puede
ser salvado por la gracia de Dios, entonces ciertamente todos los que le den la
espalda a su pecado y confíen en Cristo pueden ser salvos. Esto nos enseña que cualquier persona puede experimentar el
cambio verdadero que viene a través de la fe en Cristo.
Pablo dice que algunos de
nosotros, los cristianos, éramos sexualmente inmorales, idólatras, adúlteros, hombres
que practicábamos la homosexualidad, ladrones, avaros, borrachos y
maldicientes.
Éramos personas injustas que no iban a heredar el reino de Dios.
Pablo dice que fuimos
lavados, santificados, y justificados en el nombre del Señor Jesucristo.
Esto significa que a través de Cristo nuestros pecados fueron
perdonados y fuimos considerados justos ante los ojos de Dios («justificados»).
Además, fuimos limpiados de nuestras acciones impuras («lavados») y Dios nos
dio nuevas naturalezas santas («santificados»). En otras palabras, nuestro
estado ante Dios y nuestra naturaleza han sido totalmente transformados. Los
que somos cristianos hemos sido cambiados de la manera más radical que uno
puede imaginarse.
«Es verdad que por nuestras propias fuerzas no
podemos cambiar fundamentalmente porque todas las personas están esclavizadas
al pecado. Sin embargo, a través del evangelio, Dios puede obrar un cambio sobrenatural,
profundo y duradero, en las personas. Esto lo vemos en la Escritura, y lo vemos
en las vidas de los que creen en Cristo hoy en día».
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