¿QUÉ
CAMBIO NECESITAMOS?
¿Cuáles son algunas cosas que la
gente comúnmente admite que deberían cambiar? ¿Cuáles son algunas cosas que la gente puede no estar
dispuesta a admitir que deberían cambiar? ¿De qué manera crees que deberías
cambiar? ¿Por qué?
Jesús enseña que para entrar en el reino de
Dios, debemos nacer de nuevo. Dios mismo debe darnos una nueva naturaleza para
que nosotros creamos en Cristo y hagamos la voluntad de Dios.
En
Juan 3, Jesús confronta a
Nicodemo con su necesidad de un cambio radical que solo puede venir de Dios.
Leemos:
1 Había
un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los
judíos.
2 Este
vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como
maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con
él.
3 Respondió
Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo,
no puede ver el reino de Dios.
4 Nicodemo
le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por
segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
5 Respondió
Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del
Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
6 Lo
que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu
es.
7 No
te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.
8 El
viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni
a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
9 Respondió
Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto?
10
Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?
11
De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto,
testificamos; y no recibís nuestro testimonio.
12
Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las
celestiales?
13
Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que
está en el cielo.14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es
necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,
15
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
En
Ezequiel 36:24-28, Dios promete a su
pueblo que un día: Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las
tierras, y os traeré a vuestro país.
25
Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras
inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré.
27
Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y
guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.
28
Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por
pueblo, y yo seré a vosotros por Dios.
¿CÓMO
SUCEDE ESTE CAMBIO?
¿Alguna vez has experimentado un cambio
sorprendente e inesperado en tu vida? ¿Cómo sucedió?
El
cambio radical que se produce cuando una persona se aparta de su pecado y
confía en Cristo.
En
este capítulo nos vamos a centrar en cómo se produce la conversión.
A través
del evangelio, por el poder del Espíritu Santo, Dios da nueva vida a pecadores
que están muertos espiritualmente.
La
conversión ocurre cuando Dios nos da una nueva naturaleza y sobrenaturalmente
nos capacita para arrepentirnos de nuestros pecados y creer en el evangelio.
En
1 Pedro 1, Pedro nos exhorta a
vivir vidas que estén marcadas por la santidad y la reverencia a Dios, porque Dios
nos ha salvado y nos ha dado una esperanza eterna. En los versículos 22 a 25, él escribe:
22
Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu,
para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de
corazón puro;
23
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la
palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
24
Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la
hierba. La hierba se seca, y la flor se cae;
25
Mas la palabra del Señor permanece para siempre.
Y esta es la palabra que por el evangelio os
ha sido anunciada.
En
Efesios 2, Pablo escribe acerca del
cambio radical que se llevó a cabo en cada una de nuestras vidas cuando vinimos
a Cristo.
1 Y
él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y
pecados,
2 en
los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo,
conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en
los hijos de desobediencia,
3 entre
los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de
nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos
por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
4 Pero
Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,
5 aun
estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por
gracia sois salvos),
6 y
juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares
celestiales con Cristo Jesús,
7 para
mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su
bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
8 Porque
por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don
de Dios;
9 no
por obras, para que nadie se gloríe.
10
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales
Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. (Efesios 2:1-10)
De
estos pasajes aprendemos que a través del evangelio, por el poder del
Espíritu Santo, Dios da nueva vida a pecadores que están espiritualmente
muertos. La conversión sucede cuando Dios nos da una nueva naturaleza y nos
capacita para arrepentirnos de nuestros pecados y creer en el evangelio. Esta
conversión no es el resultado de nuestras buenas obras, sino que tiene lugar
por la pura gracia de Dios. Nos da una nueva vida, una nueva esperanza, y una
nueva capacidad para vivir una vida que agrade a Dios.
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