Mateo
5; 38-45
"Habéis oído que fue dicho a los antiguos: Ojo por
ojo y diente por diente.
Pero
yo os digo: No resistáis al malo. Más bien, a cualquiera que te golpea en la
mejilla derecha, vuélvele también la otra.
Y al que quiera llevarte a juicio y quitarte
la túnica, déjale también el manto.
A cualquiera que te obligue a llevar carga
por una milla, vé con él dos.
Al que te pida, dale; y al que quiera tomar
de ti prestado, no se lo niegues.
"Habéis oído que fue dicho: Amarás a tu
prójimo y aborrecerás a tu enemigo.
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, y orad por
los que os persiguen;
de modo que seáis
hijos de vuestro Padre que está en los cielos, porque él hace salir su sol
sobre malos y buenos, y hace llover sobre justos e injustos.
La
ley del talión (Exo_21:24; Lev_24:20; Deu_19:21) no pretendía alentar la
venganza personal, sino proteger al ofensor de un castigo más severo que el que
merecía su ofensa. Jesús prohíbe la venganza al insistir sobre las actitudes
positivas al enfrentar el mal que nos llegue en forma de un insulto personal (Deu_5:39),
una acusación legal (Deu_5:40), trabajo forzado (Deu_5:41) y peticiones de
préstamos y ayuda (Deu_5:42).
El propósito de Dios al dar esta Ley era ofrecer
misericordia. Se dijo a los jueces: "que el castigo sea acorde al
delito". No era una guía para la venganza personal (Exo_21:23-25; Lev_24:19-20;
Deu_19:21). Su propósito era limitar la venganza y ayudar al juez a aplicar
castigos que no fueran ni estrictos ni livianos. Algunas personas, sin embargo,
estaban usando esta frase para justificar la venganza. La gente todavía trata
de excusar sus actos de venganza diciendo: "Estaba cobrándome lo que me hizo".
Cuando
somos agraviados, con frecuencia nuestra primera reacción es buscar desquite.
Jesús nos dice que debiéramos hacer el bien a los que nos causan daño. No
debemos guardar resentimientos, sino amar y perdonar. Esto no es natural: es
sobrenatural, y solo Dios puede darnos la fuerza para amar como El lo hace. En
lugar de buscar venganza, ore por los que lo hieren.
Para muchos judíos de ese tiempo, estas
declaraciones eran ofensivas. Un mesías que daba la otra mejilla no podía ser
el líder militar que esperaban que encabezara una revuelta contra Roma. Como
estaban bajo la opresión romana, soñaban con represalias contra sus enemigos.
Pero Jesús sugirió una nueva respuesta a la injusticia. En lugar de demandar
nuestros derechos, debemos cederlos. La declaración radical de Jesús dice que
es más importante impartir justicia y misericordia que demandarlas.
Al llamarnos a no tomar represalias, Jesús nos
libra de tomar la justicia en nuestras manos. Al orar y amar a nuestros
enemigos en lugar de buscar represalias podemos vencer el mal con el bien.
Los fariseos interpretaban que Lev_19:18 enseñaba
que se debía amar a los que amaban, y que Psa_139:19-22 y 140.9-11 instaba a
odiar a los enemigos. Pero Jesús les dijo que debían amar a sus enemigos. Si
ama a sus enemigos y los trata bien, demuestra que Jesús es el Señor de su
vida. Esto lo logran los que se dan totalmente a Dios, porque solo Él puede
liberar al hombre de su egoísmo natural. Debemos confiar en que el Espíritu
Santo nos ayuda a amar a aquellos por quienes no sentimos amor.
¡Maranata!¡Ven
pronto mi Señor Jesús!
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